Páginas

lunes, 22 de octubre de 2012

El joven Marx, devoto cristiano


Poco antes de su graduación en el gimnasio de Tréveris el 24 de septiembre de 1835, Karl Marx, que contaba entonces con 17 años de edad, escribió un ensayo titulado Sobre la unión de los fieles con Cristo según Juan XV, 1-14, descrita en su base y esencia, en su necesidad incondicional y en sus efectos. Su contenido refleja una fe apasionada y firme en Dios y en la mediación de Cristo. He aquí algunos pasajes de dicho ensayo:

El corazón, la razón, la inteligencia, la historia, todo nos habla con voz fuerte y convincente de que la unión con Él es absolutamente necesaria, que sin Él somos incapaces de cumplir nuestra misión, que sin Él seríamos repudiados por Dios, y que sólo Él puede redimirnos.
[...]
Este amor por Cristo no es estéril, no sólo nos llena del más puro respeto y adoración hacia Él, sino que también actúa impulsándonos a obedecer sus mandamientos y a sacrificarnos por los demás, porque somos virtuosos, pero virtuosos sólo por amor a Él.
 Este es el gran abismo que diferencia la virtud cristiana de las demás y la hace superior a todas ellas; este es uno de los mayores efectos que produce en los hombres la unión con Cristo.
La virtud [...] no es producto de una estricta doctrina del deber, como lo encontramos en todos los pueblos paganos; se debe al amor por Cristo, al amor por un Ser divino, y al provenir de una fuente tan pura, se libera de todos los vínculos terrenos y es verdaderamente divina. Desaparecen todos los aspectos repulsivos, todas las cosas terrenas se eclipsan, todo lo vulgar se disuelve, y surge la virtud, cada vez más dulce y más humana (párrafos extraídos del libro El desconocido Karl Marx, compilación a cargo de Robert Payne, pp. 49 y 50).

Años después, Marx se convertiría en un inclaudicable ateo. Una pena: me parece que habría ganado intensidad (y perdido virulencia) la doctrina marxista de haber sido redactada por alguien que creía que la virtud en el hombre proviene directamente de un ente metafísico que nos la irradia.

1 comentario: