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sábado, 25 de junio de 2016

¡Levántate y anda!

¡Qué agradable debe ser para un buen patriota el ver que cuanto más se sacrifica por la patria más dinero ingresa en su cuenta corriente! El periodismo y la política nos ofrecen numerosos ejemplos de hombres cuya fortuna ha ido aumentando a medida que aumentaba su patriotismo y que, al final, cuando hablaban de la patria, pensaban en el talonario, y cuando pensaban en el talonario, hablaban de la patria.
Julio Camba, "Los buenos patriotas obtienen siempre su recompensa"

Ahora les descubrieron, a los cuatro hijos de Lázaro Báez, sendas cuentas en Suiza por un total de veinticinco millones de dólares. Los nueve de José Francisco López resultaron ser una minucia...

Sin dudas Lázaro, que antes de hacerse amigo de Néstor Kirchner era un insignificante cadete del Banco de la Provincia de Santa Cruz y que ahora es uno de los hombres más ricos de la Argentina, sin dudas es Lázaro un piojo resucitado.

miércoles, 22 de junio de 2016

El papa Francisco y la política

Y hablando de asuntos del César y asuntos de Dios, ¿por qué, che Papa, te has decantado por los primeros en detrimento de los últimos? Te has metido en política hasta la verija, y has mostrado un particular interés por la marcha de la economía de nuestro país. Claro, para eso sos Papa, no voy a suponer ahora que los papas se eligen con el propósito de no influir en los acontecimientos políticos del siglo que les toca en suerte; pero como vos te has hecho llamar Francisco pensé que la tendencia cambiaría. Me equivoqué.
Existe una teoría que afirma que Jesús ha sido un guerrillero zelote, o que simpatizaba con este movimiento. ¿Tiene visos de certeza esta teoría? Creo que no, y el propio Jesús la desmiente:

...Esa interpretación de mis actos, esa manipulación de mi doctrina, esa tergiversación de mi mensaje, esa brutal deformación de mi identidad y personalidad, me espanta, hijo mío, me espanta... Ya me veo --¡maldición!-- en pasquines, carteles, camisetas y banderolas tremolantes blandidas por los cachorros, hijos de papá, becarios y gamberretes reaccionarios de las jaurías del movimiento contra la globalización en las augustas narices de los señores del capital, del Banco Mundial, de las Naciones Unidas al servicio de la Casa Blanca y del Pentágono, de la Unión Europea y de otros puertos o rascacielos de arrebatacapas. Lobos, Wojtila, todos ellos, aunque con distintos collares, colmillos, espumarajos, armas y grilletes [...]. E inclúyase, Papa de Roma, en la lista a los llamados «teólogos de la liberación», que no ofician, como ellos creen, en los altares de la caridad y la esperanza, sino en los de la ciega fe puesta al servicio de los asuntos del César. Tanto da que este lo sea --para la galería y el juego de las urnas-- de derechas, de centro o de izquierdas. Al alma no le importan tales naderías, que son solo ilusión, engaño, maya, aire en el aire, viento en el viento, nubecillas que llegan, pasan y se van (Jesús de Nazaret, citado por Fernando Sánchez Dragó en Carta de Jesús al Papa, p. 138).


Esta carta del mismísimo Jesús de Nazaret ha sido dirigida no al papa Francisco sino a Juan Pablo II, pero bien puede aplicarse al primero. No porque Francisco suponga que Jesús fue guerrillero sino porque me parece que supone que a Jesús lo guiaban móviles políticos. Si no lo supone así, entonces que tampoco él sea guiado por estos móviles, porque embarcándose en este juego está traicionando el espíritu evangélico. Y si lo quiere traicionar, que lo traicione con estilo, haciendo patente de una vez por todas lo que todos los que algo de cristiano tenemos esperábamos que hiciera: distribuir la riqueza material de la Iglesia en manos de quienes más la necesitan, tal como Jesús recomienda en Mateo 19:21. Hace ya más de tres años que asumió como papa y todavía sigo esperando este gesto, todavía sigo esperando que el cardenal Bergoglio se transforme, saliendo al balcón que da a la Plaza de San Pedro, en el Papa Kiril Lakota. Pero mis esperanzas languidecen. Ya sé que él no es el amo del universo, que ni siquiera es el amo del Vaticano y que por tanto, por mucha voluntad que tenga de repartir los dineros de la Iglesia, tal vez no pueda lograrlo si no lo acompañan los de su entorno. ¡Pero al menos que lo intente, que lo diga, que remueva el avispero! (o el obispero, para ser más exactos). Si tanto desea influir políticamente, he ahí la receta magistral. Pero como no la emplea, mejor que se dedique a los asuntos de Dios como se dedicaba el verdadero Francisco.

martes, 21 de junio de 2016

¡Levántate y habla!

Jesús le habló a Lázaro y, hablándole, lo desenterró. Lázaro Báez, si habla, enterrará a unos cuantos.

lunes, 20 de junio de 2016

El Evangelio para todos

Y para redondear el cuadro evangélico, una curiosidad: el pollero que delató a José López en las puertas mismas del convento... ¡se llama Jesús! (y su mujer se llama María).

domingo, 19 de junio de 2016

El dudoso catolicismo de José López

José López es un ferviente católico; las monjitas del convento en donde quiso esconder el botín lo tenían en gran estima. Es católico, pero no cristiano; deduzco esto porque ya sabemos lo que opinaba Jesús de las personas adineradas. Seguramente los párrafos de la Biblia que más disfruta López son los salmos, especialmente el 112: "¡Aleluya! Cuán bienaventurado es el hombre que teme a Jehová [...]. Bienes y riquezas hay en su casa, y su justicia permanece para siempre". El salmista dice, o sugiere, que las riquezas terrenales constituyen fiel testimonio de la devoción religiosa de un buen judío. José López es entonces admirador de David, no de Jesús. Y, de paso, digamos que Jesús, cuando dijo "no penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir" (Mateo 5:17), seguramente nos estaba tomando para la chacota.

sábado, 18 de junio de 2016

La política y los idiotas

Existe una política fecunda: no hacer política; una manera eficaz de conseguir el poder: huir del poder y trabajar en casa. Un grupo de personas que no han traído a la ciencia una verdad nueva ni al arte ni a la moral una modalidad nueva de nuestras emociones, es impotente; de la nada nada se saca. Gobernar es distribuir y redistribuir lo viejo por los viejos canales. Única labor útil: componerlos, construir otros, enriquecer y purificar el líquido circulante. ¿Es posible eso desde arriba? Nunca. El tabique del oficinismo y de la adulación oficial es imperforable: la savia viene de abajo, de las raíces.
Rafael Barrett, El dolor paraguayo

La aparición en escena del ingeniero José López renueva mis votos apolíticos. Esto me convierte, a los ojos del autodenominado filósofo Fernando Savater, en un idiota:

El ciudadano favorito de las autoridades es el idiota, o sea, quien anuncia con fatuidad: “Yo no me meto en política”. ¡Como si eso fuera posible, como si uno pudiera vivir en una sociedad política desentendido de esa actividad, como si renunciar a la política no fuese también una actitud política y por cierto de las peores, porque cede a otros la capacidad de tomar decisiones sobre lo que antes o después va a afectarnos! (Fernando Savater, Diccionario del ciudadano sin miedo a saber).

Y seré un idiota nomás, como todos los idiotas que se desentienden de los asuntos del César para dedicarse los asuntos divinos. Savater, en cambio, seguirá siendo una persona muy lista, que cree saber mucho de filosofía y que se gana la vida en base a esta supuesta sabiduría. Es decir, seguirá siendo un sofista[1].



[1] Otro de los que, según el postulado de Savater, se nos une al club de los idiotas, es Nietzsche: "El que lleve dentro de sí el furor philosophicus, no tendrá siquiera tiempo para consagrarse al furor politicus y se guardará de leer todos los días periódicos y de ponerse al servicio de un partido" (Consideraciones intempestivas, “Schopenhauer, educador”, 7).

jueves, 16 de junio de 2016

El ingeniero José López, o de cómo se hace política en la Argentina

El Estado es impersonal: el argentino solo concibe una relación personal. Por eso, para él, robar dineros públicos no es un crimen. 
Jorge Borges, Otras inquisiciones


Como en una comedia de Alberto Sordi o Vittorio Gassman, como en una película de cine bizarro, los argentinos tenemos que tolerar a José López revoleando nueve millones de dólares por sobre la tapia de un convento. ¡Ay, Cristina, Cristina!...

domingo, 12 de junio de 2016

El humor de julio Camba

 

Yo, más que un estilo, tengo un estilete.

Florencio Escardó


¿Era Julio Camba un humorista? Según Arcadi Espada y su artículo "¡Cuidado con Camba!”, este epíteto lo desmerece:

Cuenta Luis Calvo que un día Camba le dio esta respuesta a sus elogios: “Si quieres ser amigo mío, no vuelvas a llamarme humorista ni a decir que tengo sintaxis”. Creo que su reproche era tan amigable como sincero y justo. Llamar a Camba humorista es colocarlo entre algunos colegas a los que probablemente admiraría y de los que seguramente aprendió: como Chesterton o como Tackeray. Entre los ingleses el humour identifica un rasgo de carácter nacional y, seguramente, un género literario. Pero en España, en el país del ceño fruncido, humorista quiere decir menor. En términos estrictamente españoles, debemos admitir, por supuesto, que en Camba hay humor. Pero también hay sintaxis, alta sintaxis, y no por ello le llamamos sintáctico.


Hay humor en Camba, pero hay mucho más que humor. Hay estilo, y es un estilo perfectamente identificable e irrepetible. Y concreto, y punzante, y ahorrativo. Iba a decir que Camba era un estilista, pero como la Real Academia Española define al escritor estilista como aquel "que se distingue por lo esmerado de su estilo", y como no creo que Camba se esmerara demasiado en el acto de la escritura, mejor me guardo este adjetivo. No era humorista ni estilista: era un escritor con humor y con estilo.

domingo, 5 de junio de 2016

Julio Camba, periodista sin títulos

En 1951, a los sesenta y nueve años,

Julio Camba pidió al Gobierno de Franco el título de periodista. [...] En él, el escritor detallaba con letra aplicada y sin un ínfimo borrón todo lo que había sido en esta vida, redactor y corresponsal de muchos periódicos y políglota, añadiendo con igual sinceridad y ante la pregunta de estudios y títulos que ninguno y ninguno y reconociendo, la testuz caída, que en el caso de concederle la gracia iba a ser por el mérito extraordinario (del señor ministro) y sin que sirviera de precedente ("Váyase tranquilo, Camba", artículo de Manuel Jabois publicado en el Diario de Pontevedra el 7/10/10).

 

No sé si el pedido prosperó, pero eso es lo de menos. Lo de más es que, con título o sin él, Julio Camba ha sido un grande de las letras que sobrepasó en mucho los límites de la categoría de periodista.


Si a mí me preguntasen, tal como le preguntaron a Camba, qué estudios y qué títulos tengo como para pertenecer a la categoría de literato, contestaría, igual que Camba, que ninguno y ninguno. Que me juzguen por mi producción, no por mis diplomas.