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miércoles, 22 de junio de 2016

El papa Francisco y la política

Y hablando de asuntos del César y asuntos de Dios, ¿por qué, che Papa, te has decantado por los primeros en detrimento de los últimos? Te has metido en política hasta la verija, y has mostrado un particular interés por la marcha de la economía de nuestro país. Claro, para eso sos Papa, no voy a suponer ahora que los papas se eligen con el propósito de no influir en los acontecimientos políticos del siglo que les toca en suerte; pero como vos te has hecho llamar Francisco pensé que la tendencia cambiaría. Me equivoqué.
Existe una teoría que afirma que Jesús ha sido un guerrillero zelote, o que simpatizaba con este movimiento. ¿Tiene visos de certeza esta teoría? Creo que no, y el propio Jesús la desmiente:

...Esa interpretación de mis actos, esa manipulación de mi doctrina, esa tergiversación de mi mensaje, esa brutal deformación de mi identidad y personalidad, me espanta, hijo mío, me espanta... Ya me veo --¡maldición!-- en pasquines, carteles, camisetas y banderolas tremolantes blandidas por los cachorros, hijos de papá, becarios y gamberretes reaccionarios de las jaurías del movimiento contra la globalización en las augustas narices de los señores del capital, del Banco Mundial, de las Naciones Unidas al servicio de la Casa Blanca y del Pentágono, de la Unión Europea y de otros puertos o rascacielos de arrebatacapas. Lobos, Wojtila, todos ellos, aunque con distintos collares, colmillos, espumarajos, armas y grilletes [...]. E inclúyase, Papa de Roma, en la lista a los llamados «teólogos de la liberación», que no ofician, como ellos creen, en los altares de la caridad y la esperanza, sino en los de la ciega fe puesta al servicio de los asuntos del César. Tanto da que este lo sea --para la galería y el juego de las urnas-- de derechas, de centro o de izquierdas. Al alma no le importan tales naderías, que son solo ilusión, engaño, maya, aire en el aire, viento en el viento, nubecillas que llegan, pasan y se van (Jesús de Nazaret, citado por Fernando Sánchez Dragó en Carta de Jesús al Papa, p. 138).


Esta carta del mismísimo Jesús de Nazaret ha sido dirigida no al papa Francisco sino a Juan Pablo II, pero bien puede aplicarse al primero. No porque Francisco suponga que Jesús fue guerrillero sino porque me parece que supone que a Jesús lo guiaban móviles políticos. Si no lo supone así, entonces que tampoco él sea guiado por estos móviles, porque embarcándose en este juego está traicionando el espíritu evangélico. Y si lo quiere traicionar, que lo traicione con estilo, haciendo patente de una vez por todas lo que todos los que algo de cristiano tenemos esperábamos que hiciera: distribuir la riqueza material de la Iglesia en manos de quienes más la necesitan, tal como Jesús recomienda en Mateo 19:21. Hace ya más de tres años que asumió como papa y todavía sigo esperando este gesto, todavía sigo esperando que el cardenal Bergoglio se transforme, saliendo al balcón que da a la Plaza de San Pedro, en el Papa Kiril Lakota. Pero mis esperanzas languidecen. Ya sé que él no es el amo del universo, que ni siquiera es el amo del Vaticano y que por tanto, por mucha voluntad que tenga de repartir los dineros de la Iglesia, tal vez no pueda lograrlo si no lo acompañan los de su entorno. ¡Pero al menos que lo intente, que lo diga, que remueva el avispero! (o el obispero, para ser más exactos). Si tanto desea influir políticamente, he ahí la receta magistral. Pero como no la emplea, mejor que se dedique a los asuntos de Dios como se dedicaba el verdadero Francisco.

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