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domingo, 18 de marzo de 2018

Espíritu y materia en el pampsiquismo de Anne Conway


Todo cuerpo es una vida sentiente. El cuerpo es la parte más grosera y el espíritu la más sutil de una misma cosa; el cuerpo no es más que el espíritu fijo y condensado, y el espíritu nada más que el cuerpo volátil y sutilizado.
Anne Conway, Principios de la más antigua y moderna filosofía

La realidad, para Conway, es espiritual, pero la extensión es también inherente a esta realidad, de suerte que, con la excepción de Dios, no puede haber espíritus que no presenten su ingrediente de materia:

La actividad de los espíritus emanados de Dios ha de ejercerse extensionalmente por razón de su mutabilidad y limitación; todo espíritu creado, para ser activo, ha de ser él mismo extenso y denso en alguna medida o grado. Sólo Dios es espíritu radicalmente inextenso por ser inmutable. De manera que existe en la naturaleza de las cosas producidas lo que podríamos llamar «PRINCIPIO DE SUTILIZACION RECURSIVA ASINTÓTICA», que es un principio de continuidad metafísica, según el cual todo espíritu creado puede ascender y descender gradualmente en la escala sutilización/densificación, sin llegar nunca al grado infinito de sutileza, que es solo Dios, ni al grado cero de sutileza —o infinito de densidad—, ya que de la materia muerta o no-ser no hay ejemplar infinito (Bernardino Orio de Miguel, “Lady Conway. Entre los platónicos de Cambridge y Leibniz”).

Sostenía Conway que cuanto más sutil y etéreo es un espíritu, menos materia posee y viceversa. De aquí deduzco que una persona que pesando setenta kilos, al cabo de algunos días de ayuno pierde, digamos, unos quince kilos, es una persona que, con toda probabilidad, ha ganado espiritualidad: cuanto menos masa, más nobleza. Yo he podido comprobar esto —no de manera científica desde luego, pero igual lo considero una comprobación— durante mis ayunos de otrora, a través de los cuales, conforme mis carnes se enmagrecían, mi espíritu se ensanchaba y mis apetitos más bajos perdían vuelo. Ahora me sucede lo contrario: voy al gimnasio con la intención de ganar masa muscular, y si la gano, mi espiritualidad se reduce y mis apetitos más innobles se acrecientan. Un santo gordo, un musculoso altruista, es una contradictio in adjecto.

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