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domingo, 27 de mayo de 2018

Paralelismo psicofísico y sentido común


Cuando digo que las vivencias no tienen que formar parte de las investigaciones científicas me refiero a las teorías y no a la ciencia aplicada. El médico, desde luego, tiene la obligación de prestar atención a las vivencias de su paciente para diagnosticar una enfermedad: detecta la úlcera gracias a que el paciente le manifiesta que tiene dolores estomacales. Esto está muy bien; pero cuando el médico intenta establecer las causas de la aparición de la úlcera y determinar el tratamiento que le dará al enfermo con el objetivo de curarlo, tanto en un caso como en el otro las vivencias del enfermo no cuentan y las investigaciones transitan por caminos completamente empírico-materialistas. Si logra el médico su cometido, el paciente dirá: “Gracias a su tratamiento, doctor, ya no me molesta el estómago”, y se irá del hospital suponiendo que el tratamiento médico causó la supresión de sus dolores. El sentido común le dice eso, y seguramente también el médico lo creerá así. De nada les serviría saber que lo que suprimió el tratamiento no fueron los dolores, sino la úlcera misma, y que los dolores forman parte de otro universo que no se conecta con el universo de las úlceras y de los tratamientos médicos, pero que corre paralelo a este. De nada les serviría saberlo, puesto que no les interesa la metafísica subyacente de todo el proceso. Pero si algún día se interesaren por esos primeros principios y sin embargo siguiesen suponiendo que el dolor aparece y desaparece por causas materiales, ahí el sentido común, disfrazado de diablo, estaría metiendo la cola. La úlcera se abriría de nuevo, y la filosofía sangraría por la herida.

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