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miércoles, 26 de junio de 2019

Wittgenstein y los juicios de valor


“Puedo ver perfectamente bien —le escribe Wittgenstein a Bertrand Russell— que tus juicios de valor son tan buenos y tan profundamente arraigados en ti como los míos en mí, y que no tengo ningún derecho a catequizarte” (carta enviada desde Noruega en el invierno de 1914, citada en Cartas a Russell, Keynes y Moore[1], p. 52). No quiere formular proposiciones éticas, pero admite que posee juicios de valor profundamente arraigados. ¿Se contradice? En principio no, porque uno puede tener juicios de valor y llevarlos a la práctica como si fueran propios, pero sin pretender “catequizar”, porque se puede suponer que tales juicios de valor son distintos para cada quien y no hay criterio para hermanarlos. “Al final de mi conferencia sobre ética —dice Wittgenstein— hablé en primera persona. Creo que esto es completamente esencial. Aquí ya no se puede establecer nada más, solo puedo aparecer como personalidad y hablar en primera persona” (Conferencia sobre ética, p. 50). Relativismo ético se llama esto, estar más allá del bien y del mal. Sus juicios de valor lo involucran a él solo, no se considera con derecho a juzgar éticamente a los demás. Esta postura es curiosa pero no es incoherente, lo incoherente es, una vez establecido esto, lanzar juicios de valor a troche y moche, como por ejemplo el que transcribí ayer: “La curiosidad superficial acerca de los últimos descubrimientos de la ciencia es uno de los más bajos deseos de la gente moderna”. Aquí de ningún modo habla en primera persona sino que involucra a todos los hombres, o al menos a la gente moderna. Y veremos más adelante que este tipo de juicios son, en Wittgenstein, moneda corriente, de manera que eso de hablar de ética solamente en primera persona quedó simplemente como una falsa declaración de principios.
Un abogado de Wittgenstein podría decir que lo de tomarse a la ética en primera persona no significaba para él la prohibición de emitir juicios de valor, sino la suposición de que tales juicios no son seguros, de que no está seguro de su veracidad. Como si Wittgenstein dijera, antes de emitir cualquier juicio de valor, “a mí me parece que…”, “yo creo que…”, “puede ser que…”. Pero esto no es hablar en primera persona sino dudar de todo, lo cual es completamente saludable y yo también lo hago, y si no comienzo todos mis juicios de valor con esas palabras es, simplemente, para no cansar al lector. Si lo de hablar sobre ética en primera persona lo dijo en este sentido, Wittgenstein es tan eticista como yo y como el resto de los estudiosos de esta disciplina que no han querido ser dogmáticos. Pero me parece que no es este el sentido de sus palabras, sino el anterior, y que por lo tanto su postura teórica relacionada con la ética se contradice abiertamente con lo que salía de su boca o de su pluma.


[1] De aquí en adelante, este texto aparecerá citado como RKM.

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