Páginas

lunes, 26 de agosto de 2019

Wittgenstein y reduccionismo


El reduccionismo que emplea la ciencia para llegar a una verdad sintética es, según Wittgenstein, uno de los peores caminos en filosofía:

Los filósofos tienen constantemente ante los ojos el método de la ciencia y sienten una tentación irresistible a plantear y a contestar las preguntas del mismo modo que lo hace la ciencia. Esta tendencia es la verdadera fuente de la metafísica y lleva al filósofo a la oscuridad más completa. Quiero afirmar en este momento que nuestra tarea no puede ser nunca reducir algo a algo, o explicar algo. En realidad, la filosofía es puramente descriptiva (Cuadernos azul y marrón, p. 46).

Wittgenstein amaba el caso particular y desdeñaba la generalidad, y por eso decía que él no explicaba sino que describía; pero el reduccionismo no desaparece por más que desaparezcan las explicaciones:

¿no es toda descripción también una reducción de algo a algo? Es decir, ¿puede uno describir un fenómeno sin reducir su complejidad, diversidad y flujo a un conjunto reducido de categorías conceptuales, palabras o expresiones? ¿No opera así inevitablemente la mente humana? Si no hubiera una dosis de simplificación en toda explicación y descripción, padeceríamos lo que el borgiano Funes el memorioso (Pablo Quintanilla, “Wittgenstein y la autonomía de la libertad”, artículo disponible en internet).

Para describir, lo mismo que para explicar, necesitamos reducir datos y postulados, y este camino es indispensable tanto en ciencia como en filosofía. Quien no reduce, quien no generaliza y se queda siempre con los casos particulares, no hace ni la una ni la otra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario