Schopenhauer se consideraba un oligógrafo:
en 72 años de vida escribió el equivalente a cinco volúmenes. Compárese con
Charles Peirce por ejemplo, que escribió el equivalente a 24 volúmenes 500
páginas en 74 años de vida, o peor, con mi admirado Fernando Pessoa, que si se
juntase todo lo que escribió, necesitaríamos 60 volúmenes de 500 páginas para
soportarlo, habiendo vivido tan solo 47 años. El alemán explica su escasa
producción del siguiente modo: “Yo quería estar seguro de la continua
atención de mis lectores sin excepción y me he puesto a escribir, por tanto,
solo cuando tenía algo que decir” (El
arte de envejecer, § 316). Yo no escribí tanto como Pessoa ni tan poco como
Schopenhauer, me sitúo en el justo medio entre ambos. Y yo también escribo solo
cuando tengo algo que decir, lo mismo que seguramente le ocurría a Pessoa, con
la diferencia de que Pessoa tenía más cosas para decir que yo, y yo tengo más
cosas para decir que Schopenhauer.
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