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miércoles, 25 de junio de 2014

No leer novelas

Es más fácil escribir diez volúmenes de filosofía que llevar a la práctica una sola regla, no importa cuál.
León Tolstoi, Diarios, 17/3/1847

Algunas de las reglas generales que se autoimpuso Tolstoi y que después --por regla general-- casi nunca cumplió[1]. La del 15/5/1856, que en realidad son dos: "No dejar jamás escapar las ocasiones de placer y no buscarla jamás. Me impongo como regla eterna no entrar nunca en un solo cabaret ni en un solo burdel". En relación a la segunda oración, yo me impuse algo parecido en el 2010, y hasta el momento lo cumplí a rajatabla. En relación a lo primero, la regla es confusa; porque ¿qué tipo de ocasiones de placer no debemos dejar escapar jamás? Nadie duda de que la venganza implica placer, y placer de alto vuelo (en el sentido de la intensidad); sin embargo, creo que Tolstoi no ha seguido su regla en este tipo de ocasiones, y lo bien que hizo.
Otras reglas más tempraneras. La del 21/12/1850: "No leer novelas"[2], y una muy curiosa del 24/12/1850: "Jugar a las cartas solo en caso de emergencia". ¿Solo en caso de emergencia? ¿Qué tipo de emergencia amerita jugar las cartas? Yo haría un mix con estas dos reglas de Tolstoi y armaría una para mí: "No leer novelas, excepto en casos de emergencia". La última vez que se me presentó una emergencia de este tipo fue en el 2006, y la emergencia se llamaba Crimen y castigo. A partir de ahí jamás volví a leer una novela, y así me mantendré hasta que se me presente una nueva emergencia, vale decir, hasta que caiga en mis manos una novela digna de ser leída y encuentre la ocasión y el tiempo de leerla sin dejar de lado por ello mis preocupaciones filosóficas.




[1] Y el mismo Tolstoi era el primero en criticarse por esta inconsecuencia: "Es ridículo que habiendo comenzado a los quince años a escribir reglas, lo siga haciendo todavía ahora, casi a los treinta, sin haber creído ni haber seguido una sola, y no sé por qué sigo creyendo en ellas y deseándolas" (Diarios, 11/6/1855).
[2] Más tarde explicará: "La lectura de los periódicos y de las novelas es algo parecido al tabaco: un medio para olvidar" (1/12/1888)

2 comentarios:

  1. Es el gran abismo entre el decir y el hacer. La vida solo está llena de buenos pensamientos que errados o no pueden ser buenas intenciones, ya al momento de expresarlas con palabras las impregnamos con n"nuestra visión icónica del mundo" y en el momento mismo del estar actuando-interactuando podemos estar haciendo precisamente lo contrario a aquello que de grnado estábamos pensando.

    Gracias

    :-)

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