No logro dominar la lujuria,
más aún porque esta pasión, en mí, se ha convertido en costumbre.
León Tolstoi, Diarios,
19/6/1850
Si existió alguien que pudiese definir la lascivia,
ese alguien era León Tolstoi:
"Lascivo"
no es una injuria, sino [...] un estado de inquietud, de curiosidad y de
necesidad de novedad, que se desprende de relaciones que tienen como fin el
placer no con una persona, sino con muchas. Como el alcohólico (Diarios, 19/8/1889).
Pero la comparación con el alcohólico no es del todo exacta, porque un
alcohólico puede tomar vino y nada más que vino, o cerveza, o whisky o lo que
sea, sin jamás serle infiel a su bebida de cabecera, mientras que una persona
lujuriosa, por definición, anhela la variedad, desea yogar con cuanta persona
se le cruza por su camino --de preferencia, personas desconocidas.
Continúo la entrada en donde la dejé: "Uno
puede intentar contenerse, pero un alcohólico es un alcohólico y un lascivo es
un lascivo: en cuanto bajan la guardia, recaen. Yo soy un lascivo". Yo
también. Y mi guardia, desde hace unos tres años, está bien alta y no me
permite sucumbir a ninguno de los platillos que se me ofrecen. ¡Pero me muero
de ganas!...
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