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lunes, 13 de octubre de 2014

Malo por naturaleza

Como en una reunión hubiese colegido muchos vicios contra él Zopiro, que se jactaba de percibir el carácter de cualquiera con base en la fisonomía, se rieron de él los demás que no reconocían en Sócrates aquellos vicios; pero fue confortado por Sócrates mismo, pues dijo que aquéllos habían estado innatos en él, pero que los había alejado de sí con ayuda de la razón.
Cicerón, Disputas tusculanas, libro IV, cap. XXXVII, secc. 80


Cosas que hacía yo cuando niño: inyectaba a las gatas peludas con DDT para observar cómo se retorcían, o las asaba a la parrilla, o aún peor, encerraba a los sapos en una mantequera, los enterraba en ella y al día siguiente los desenterraba para confirmar su deceso. Sin duda el gen de la maldad me ha venido de fábrica --porque mi entorno jamás me ha incentivado a realizar tales actos--, y por ello debo estar bien alerta si es que pretendo mejorar mi carácter.

2 comentarios:

  1. No existe un gene de la maldad. En ese punto puedes estar tranquilo.
    Otra cosa son tus elecciones libres, ya desde pequeño, que configuran tu vida.
    Pero ya has rectificado.

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  2. sí creo que sí. Por lo menos ya no entierro a los sapos...

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