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lunes, 27 de marzo de 2017

El origen de la cosa en sí

La expresión “cosa en sí” no la inventó Kant, sino Locke:

El volumen, la forma, el número, la situación y el movimiento o reposo de sus partes sólidas: estas cualidades están en los cuerpos, las percibamos o no. Y cuando los cuerpos tienen el tamaño suficiente para poder percibirlas, tenemos, a través de ellas, una idea de la cosa como es en sí misma (Ensayo sobre el entendimiento humano, II, VIII, § 23).


Después llegó Berkeley para negar que todas estas cualidades de los objetos continúen siendo partes constitutivas de los mismos incluso cuando no los percibimos. Por último, Kant conjeturó que la cosa en sí no puede tener ninguna cualidad que nuestro sensorio perciba porque la tal cosa no existe ni en el espacio ni en el tiempo. Esta sola conjetura, audaz para su época, basta para que se le otorgue a Kant el adjetivo de genio del pensamiento. Lo que quiero hacer notar aquí es que ningún genio se gesta en el vacío.

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