Habló Locke de la cosa en sí, y
también habló del número:
El
número es la idea más simple y universal. Entre todas las ideas que tenemos,
como ninguna es sugerida a la mente mediante otra vía que la idea de unidad o
de uno, ninguna hay, por tanto, que sea más simple que ésta. Esta idea no tiene
ni sombra de variedad o composición en ella; todo objeto en el que se emplean
nuestros sentidos; toda idea que hay en nuestro entendimiento; todo pensamiento
de nuestra mente, nos trae esta idea. Y, por tanto, es la más íntima en
nuestros pensamientos, al igual que es, por su acuerdo con todas las demás
cosas, la idea más universal que tenemos. Porque el número se aplica a los
hombres, a los ángeles, a las acciones y a los pensamientos y a todo lo que
pueda existir o imaginarse (Ensayo sobre
el entendimiento humano, II, XVI, § 1).
Sabias palabras. Por desgracia no relacionó esta idea del
número, la más simple y universal, con la cosa en sí, tal como yo la he
relacionado en mi diálogo titulado La
revancha de Berkeley.
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