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domingo, 12 de marzo de 2017

Un ídolo del rock se tambalea

Yo quiero ser un héroe,
que toda la gente se crea
que tomo solo vino del peor.
Que soy un bolchevique, 
que no me importa el dinero
y que me gusta mucho el rock'n roll. 
Ratones paranoicos, Ya morí


El peor momento del Indio Solari. No por su enfermedad, sino porque al fin salió a la luz su hipocresía y su avaricia. En el recital de Olavarría se vendieron 200.000 entradas a $800 cada una, con lo que tenemos la cifra de $160.000.000 de recaudación bruta. Diez millones de dólares por una sola presentación. ¿No es capaz, con ese dinero que le ingresa, de contratar una cantidad considerable de personal de control para colocar en los accesos del predio, o de disponer de molinetes electrónicos o de algún sistema fiable para que no ingresen los consabidos colados o los que, conociendo la endeblez del sistema, compraron a sabiendas entradas falsificadas? (el predio estaba habilitado para el ingreso de 200.000 personas, pero se calcula que había 300.000). No. Siempre, desde que yo mismo acudía a los recitales de Patricio Rey y Sus Redonditos de Ricota en los años 80 y 90, la organización y la logística fueron caóticas y no había heridos graves de casualidad. Ahora los hay, y hay muertos también, porque a Solari siempre le importó tres carajos la vida de sus seguidores; solo quiere recaudar y recaudar, trabajar un día por año para luego pasar el resto del mismo haciendo compras en la Quinta Avenida. ¿Y este se dice leninista? ¿Y este levanta proclamas en favor de los gobiernos “populares” cuando lo único que hace es exprimir a sus fans cobrándoles entradas costosísimas e invirtiendo treinta pesos en seguridad y servicios? Todo por avaricia. Y encima su talento hace veinte años que salió de paseo y no regresa. 

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