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viernes, 2 de febrero de 2018

Vida y materia


Gustav Fechner especulaba sobre cuestiones metafísicas partiendo de proposiciones físicas o científicas, y afirmaba que este era el único método de hallar alguna verdad trascendente. Yo creo que existe otro método, mejor que el de la experiencia, para descubrir verdades trascendentes, y es el método de la intuición; pero no descarto que se puedan descubrir verdades metafísicas a través de la experiencia o extrapolando la experiencia. Pongamos por caso el tema del pampsiquismo. Si yo entiendo, como entienden hoy la mayoría de los biólogos, que la materia orgánica surgió, a través de alteraciones fisicoquímicas, de la materia inorgánica, parece lógico suponer que habiendo conciencia en la materia orgánica, esta conciencia ya estaba conformada en la materia inorgánica de la que la materia orgánica surgiera. Así, el pampsiquismo, que es una hipótesis completamente metafísica, porque es indemostrable, se agarra del evolucionismo y se aferra a él como una prueba de su realidad, prueba no contundente, pero evidentemente razonable. Es más juicioso decir que la conciencia ya está incluida entre los atributos de lo inorgánico que afirmar que lo orgánico, al momento de surgir de lo inorgánico, se “crea” una conciencia, se calza una conciencia como quien se calza los zapatos, y sale a disfrutarla. Si es verdad eso de que nada sale de la nada, es probable que las vivencias que los seres superiores experimentamos no nos hayan surgido evolutivamente de la nada, sino de la materia inerte a partir de la cual, con toda probabilidad, empezamos a desarrollarnos.


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