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jueves, 9 de agosto de 2018

Pessoa y Nietzsche


Y proclamo también: Primero:
¡El superhombre será, no el más fuerte, sino el más completo!
Y proclamo también: Segundo:
¡El superhombre será, no el más duro, sino el más complejo!
Y proclamo también: Tercero:
¡El superhombre será, no el más libre, sino el más armónico!
Álvaro de Campos, “Ultimátum”

No simpatizaba con Nietzsche Pessoa. En Nietzsche, dice, “la contradicción de sí mismo es la única coherencia fundamental” (AP 1656). Lo consideraba un apóstol de la violencia y de la crueldad, un filósofo de la deshumanidad.

La filosofía de Friedrich Nietzsche es la resultante de su temperamento y de su época. Su temperamento era el de un asceta y el de un loco. Su época en su país era de materialidad y de fuerza. Resultó fatalmente una teoría donde un ascetismo loco se casa con una (involuntaria) admiración por la fuerza y ​​el dominio (AP 3469).

El superhombre de Pessoa, contrariamente al superhombre nietzscheano, “es compasivo, apasionado en su amor por la humanidad” (EGL, p. 15).
Según Pablo Javier Pérez López, las noticias que Pessoa tuvo de Nietzsche fueron casi todas de segunda mano, a través de intérpretes tendenciosos, por lo cual su visión del nietzscheanismo es sesgada y parcial:

…No decimos aquí que Pessoa no leyera nunca directamente a Nietzsche sino que probablemente no lo hizo con la distancia y la atención necesaria debido fundamentalmente a la imagen desvirtuada que encontró de él en [el libro Degeneración de] Nordau. […] Pessoa no quiso o no pudo comprender a Nietzsche (POT, pos. 5065 y 5079).

Me recuerda esto, una vez más, a mi polémica con la doctora Cragnolini. Los exégetas del bigotudo, cuando encuentran a un escritor que reprende a su santo por promover los holocaustos, se apresuran a decir que tal escritor no ha leído bien a Nietzsche, que lo ha leído a través de interpósitas personas y que más vale que no opine si no leyó el corpus completo de este pensador. Lo que se necesita aquí, para desmentir a Pessoa, no son afirmaciones de esta calaña sino citas de Nietzsche que digan lo contrario, es decir, que no avalen la violencia y la crueldad. Desde luego que las hay (“la contradicción de sí mismo es la única coherencia fundamental”), pero las hay mucho más explícitas y numerosas en el otro sentido, y por lo tanto la posición de Pessoa se me antoja más justificada que la de Pérez López y la de Cragnolini[1].


[1] Esta antipatía tan marcada de Pessoa hacia Nietzsche no le impidió apropiarse de algunas de las más notables consignas nietzscheanas. “Pessoa parece haber heredado de Nietzsche, más allá del voluntarismo irracionalista que adopta en el ámbito político, el individualismo aristocrático, la idea de la muerte de los dioses y la concepción del cristianismo como religión decadente para los débiles” (Rodrigo Calado Baltazar Ribeiro de Almeida, «Ultimátum» de Álvaro de Campos, p. 120).

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