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martes, 16 de octubre de 2018

Genio y locura en Pessoa


Nunca hubo un gran ingenio sin alguna mezcla de locura.
Séneca, De la tranquilidad de ánimo, cap. XVII

Para ser un genio hay que estar un poco loco. Pero solo un poco, no demasiado. No existe una relación directa entre el grado de genialidad y el de locura. Más bien sucede al revés, que siendo necesaria la locura para que aparezca la genialidad, si la locura es excesiva, la genialidad no despega:

La afirmación [...] según la cual el tamaño del genio corresponde al de la neurosis, es absolutamente falsa. No es en los altos picos de la genialidad donde encontramos la locura; es, más bien, en los niveles inferiores de la capacidad de innovación humana. Un Dante, un Milton, Un Goethe, un Víctor Hugo no son patentemente neuróticos, solo lo son si los sometemos a una investigación paciente. Pero en los genios de segundo o tercer orden [...] la neurosis o la locura se manifiestan patentemente (Fernando Pessoa, EGL, pp. 136-7).

No exageremos nuestras locuras si no queremos pasar a la posteridad como genios menores. Y demos gracias al Cielo por esta bendición maldita. Bendición no hay duda de que lo es, porque la obra del genio hace más llevadera la vida de los que aprendieron a valorarla. Pero es una bendición flaca para el que la carga, porque según Pessoa lo vuelve nervioso, desamorado, triste y desasosegado:

El hombre de genio nace extremadamente nervioso [...], aunque también en condiciones y bien preparado para un tipo de trabajo que cada vez más socava su constitución nerviosa. Vemos así que el genio existe gracias a una característica —un temperamento extremadamente nervioso— que también lo tortura, que reacciona contra sí.

El artista fuerte mata en sí mismo no solo el amor y la piedad, sino las mismas semillas de la piedad y el amor. Se hace inhumano en virtud de su gran amor por la humanidad; de ese amor que lo impulsa a crear arte para el hombre.

El genio es la mayor maldición con la cual Dios puede bendecir a un hombre. Debe ser sobrellevado con las mínimas quejas y lamentos posibles, con la mayor conciencia que alguien pueda tener de su tristeza divina (ibíd., pp. 142 y 57).

11:48 p.m.
Existen, según Pessoa, tres tipos de genios: los genios artísticos o filosóficos, los genios políticos y los genios militares. Los primeros remodelan el psiquismo de las aristocracias; los segundos, el de las clases medias; los terceros, el de las clases bajas. Las ideas filosóficas

actúan primero sobre las élites. De esas élites salen los políticos que dominan al pueblo, y que, inevitablemente, de un modo u otro, se dejan influenciar por esas ideas rectoras (EGL, p. 45).

Yo no creo ser un genio, pero hay días en que abrigo alguna esperanza. Y si soy genial, mi genialidad filosófica no influirá, como dice Pessoa, en las aristocracias, sino que recalará directamente, sin intermediarios, sobre el psiquismo de las clases medias.

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