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viernes, 6 de septiembre de 2019

Wittgenstein y la filosofía como herramienta


Rush Rhees escribió la siguiente anécdota:

Uno o dos meses antes de la entrada de los nazis a Praga, en 1939, un diario de refugiados alemanes publicó, en dos páginas opuestas, de un lado una declaración de Benés en la que afirmaba lo que es esencial en un régimen liberal que respete a los individuos y del otro un extracto del Mein Kampf de Hitler sobre la exigencia de brutalidad y de Realpolitik. Esa página doble pretendía rendir homenaje a Benés. Me pareció bien hecha y se la mostré a Wittgenstein. Luego de leerla, hizo una pausa, después, bajando la cabeza y mostrando con el dedo la página de Mein Kampf y hizo la siguiente reflexión: “Y aun así, este lado es mucho más business-like que el otro” (citado por Jacques Bouveresse en Wittgenstein, p. 83).

A lo que se refería con el término business-like, lo explica el propio Wittgenstein mediante un párrafo que aparece en la página 76 del libro de Bouveresse:Sé que mi método es el correcto. Mi padre era un hombre de negocios y yo soy un hombre de negocios; quiero que mi filosofía sea business-like, que haga algo, que arregle alguna cosa”. Wittgenstein no era nazi, pero en cierta forma admiraba al nazismo por su capacidad de hacer, en contraste con los métodos democráticos, que (en 1939) parecían inapropiados y débiles para detener a Hitler. Hitler hacía, las democracias no; la filosofía de Wittgenstein hacía, la filosofía tradicional no. Y sin embargo, a la larga Hitler no hizo nada, su imperio se desmoronó en una década, mientras que las democracias todavía persisten. Y si hablamos de filosofía, la de Wittgenstein ya no hace nada, nada revoluciona, mientras que la tradición filosófica, luego del castañazo de Wittgenstein y de los positivistas, lentamente se recuperará y hará mucho por las sociedades que la cobijen, aunque dudo que eso que haga pueda ser llamado como business-like.

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