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lunes, 7 de octubre de 2019

Wittgenstein y el Cristo resucitado


¿Creía Wittgenstein en la resurrección de Jesús? No, si entendemos por Wittgenstein a su cabeza; sí, si entendemos por Wittgenstein a su corazón:

¿Qué me inclina también a mí hacia la fe en la resurrección de Cristo? Juego, por así decir, con el pensamiento. Si no resucitó, se pudrió en el sepulcro como cualquier hombre. Está muerto y podrido. Es, pues, un maestro como cualquier otro y ya no puede. ayudar; estamos de nuevo desterrados y solos. Y debemos conformamos con la sabiduría y la especulación. Estamos como en un infierno, donde solo podemos soñar, separados del cielo por una cubierta. Pero si realmente debo ser redimido, necesito certeza —y no sabiduría, sueños, especulación— y esta certeza es la fe. Y la fe es fe en aquello que necesita mi corazón, mi alma, no mi entendimiento especulativo. Pues mi alma, con sus pasiones, por así decirlo, con su carne y su sangre, debe ser redimida, no mi espíritu abstracto. Quizá pueda decirse: solo el amor puede creer en la resurrección (Aforismos, § 171).

Yo creo que Cristo resucitó, del mismo modo que creo que resucitó mi abuelo. Si mi abuelo no resucitó, entonces Cristo tampoco. Y no me preocupa demasiado que esté muerto y podrido, porque desde mi madre hasta Sócrates, hay un sinnúmero de seres bien muertos y bien podridos que me siguen auxiliando.

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