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martes, 1 de octubre de 2019

Wittgenstein y el miedo al pecado


La idea de Dios, dijo, era ante todo para él la del juez temible.
Georg Henrik von Wright , “Esquema biográfico”

Sus conversaciones con Drury en 1949, durante una estancia en Dublín, “se centraban cada vez más en temas religiosos. Contrastaba las ideas religiosas «griegas» de Drury con sus propios pensamientos, que eran, dijo, «ciento por ciento hebraicos»” (RM, p. 488). De ahí que le otorgara tanta importancia a la idea del infierno y al justo castigo por los pecados cometidos en esta vida.

La concepción «hebraica» de la religión que tenía Wittgenstein se basaba, sugirió Drury, en el temor reverencial que se experimenta al leer la Biblia. Para ilustrarlo citaba a Malaquías: «¿Quién podrá soportar el Día de su venida?» (Malaquías 3:2). Esto hizo que Wittgenstein se detuviera: «Creo que lo que acabas de decir es algo muy importante. Mucho más importante de lo que crees.» (ibíd., p. 488).

Este terror al pecado, o mejor dicho a las consecuencias del pecado (“muchos son los llamados, pero pocos los elegidos”), marcó a fondo su existencia y la tiñó de gris. “He tenido una vida maravillosa” dijo al morir, pero pocos le creen. Para la mayoría, la vida de Wittgenstein ha tenido muchos más tormentos que maravillas, y esto se debió en gran parte a la concepción hebraica de su ética.

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