Hecho sin precedentes: he recibido dinero por corregir un ensayo filosófico. Se trata de un artículo sobre la cosa en sí kantiana escrito por el ingeniero Eduardo Shore, pésimamente redactado, que hube de corregir por intermediación del doctor Maliandi, que fue quien nos presentó. ¿He ingresado, merced a este acontecimiento, en la categoría de sofista?, ¿he comenzado a lucrar con la filosofía? No lo creo. Ser corrector literario no equivale a lucrar con la filosofía, sino con la literatura, y eso sí me lo permito. Quedo, pues, todavía, bien parado.
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