Dijo Schopenhauer: "Es una señal cierta de que un hombre no es filósofo, el que sea profesor de filosofía". A mi entender, todo hombre instruido que piensa, que trata de formarse una concepción determinada del universo, es un filósofo.
Ernst Haeckel, Las maravillas de la vida, tomo II, p. 202
No comparto esta definición. El hombre que piensa, sea que piense tanto en una concepción del universo como en el vestido de Mirtha Legrand, no es más que un pensador, y de ningún modo se es filósofo sólo por pensar. En el caso de los dos pensadores que nos ocupan, ninguno de los dos, ni Schopenhauer ni Haeckel, merece el calificativo de filósofo, pues filósofo no es, ya lo dije alguna vez, quien piensa ni quien escribe sobre filosofía, sino quien vive filosóficamente. Me preguntarán cómo es eso de vivir filosóficamente, ¡y qué sé yo!... Se necesita un filósofo para responder a eso, y yo estoy muy lejos de serlo.
Habiendo publicado esta
cita y esta glosa en feisbuc, recibí el siguiente comentario: "Si no sabes qué es vivir filosóficamente y defines a
un filósofo como un ser que vive filosóficamente. Entonces no sabes qué es un
filósofo". Mi respuesta no se hizo esperar: "En realidad lo sé, pero no lo puedo definir lingüísticamente.
Sócrates era un filósofo, porque vivía como tal. Vivir filosóficamente es vivir
por y para la filosofía todo el tiempo, no solamente cinco o seis horas por día
en una universidad. Eso y otras cosas más. Me dejaste pensando. Intentaré
definir qué es un filósofo. Después, ahora no tengo tiempo. Saludos". Pues
ahora tengo tiempo, de modo que definiré a un filósofo como una persona que
vive toda o la mayor parte de su vida consciente imbuido en los principios o en
los valores filosóficos que cree verdaderos, llevándolos a la práctica
inexorablemente. Pero además, esos principios o valores tienen que ser nobles y
elevados, es decir, verdaderos; de otro modo, vivir filosóficamente no sería tan
problemático. Si uno cree, por ejemplo, en los valores y principios filosóficos
de una pensadora como Ayn Rand, vivir de acuerdo a ellos y llevarlos a la
práctica resulta de lo más sencillo, pero yo no puedo admitir que Rand o
cualquiera de sus seguidores haya sido un auténtico filósofo. Tampoco Tolstoi
ha sido filósofo: sus valores y principios eran, si no me engaño, en gran
medida nobles, elevados y por ende verdaderos, pero casi nunca los llevó a la
práctica, y esa circunstancia lo inhabilita para pertenecer a la elite de la
filosofía. Hitler, por otro lado, llevó a la práctica sus valores y principios,
pero estos valores y principios eran indignos y rastreros, y entonces tampoco
él, ni sus discípulos, son filósofos. Creo que la idea quedó clara, aunque me
reservo el derecho de modificar esta definición.