En el capítulo 2, sección 11, de su libro Perros
de paja, John Gray rechaza la idea del libre albedrío basándose en algunas
investigaciones recientes. "Los trabajos de Benjamin Libet --dice Gray--
han demostrado que el impulso eléctrico que inicia una acción tiene lugar medio
segundo antes de que tomemos la decisión consciente de actuar. Nosotros
creemos que deliberamos primero acerca de qué hacer y luego lo hacemos. Pues
bien, en realidad, en la práctica totalidad de nuestras vidas, nuestras
acciones se iniciaron de manera inconsciente: el cerebro nos prepara para la
acción y luego pasamos por la experiencia de actuar". Después cita
Gray al propio Libet: "Evidentemente, el cerebro «decide» iniciar (o, al
menos, preparar para su inicio) el acto en un momento previo a la existencia de
cualquier conciencia subjetiva identificable de que tal decisión ha sido tomada
[...] la iniciación cerebral de hasta el más espontáneo de los actos
voluntarios [...] puede (y suele) tener lugar en forma inconsciente".
A mí no me consta que se haya llegado a esa conclusión con el rigorismo y la
exactitud y objetividad científicas que hay que demostrar a la hora de
investigar cuestiones tan significativas. Pero si me constase, y el experimento
fuese tan claro y tajante que pudiese decirse, con un mínimo de duda, que no
existe ninguna de las llamadas acciones voluntarias que pueda escapar a
este fenómeno, ¿concluiría por eso que la idea del libre albedrío ha sido
completamente derrotada y que no tiene ya sentido seguir defendiéndola? De
ningún modo. Se podrá sepultar con aquel experimento la posibilidad de la
existencia de cualquier libre albedrío psíquico, mas quedará siempre abierta la
puerta para que ingrese a nuestro mundo interior algún tipo de libertad
metasíquica proveniente del mundo de las cosas en sí, del mundo noumenal. Los
únicos que quedarían en ridículo en este caso serían, me parece, los que
pretendiesen seguir defendiendo el libre albedrío desde una posición antimetafísica,
al estilo sartreano.
Pero las investigaciones de Libet, si bien apoyan con
buena sonoridad al determinismo físico, apoyan mucho más explícitamente al
epifenomenismo, hipótesis que también avalo y cada vez con mayor entusiasmo[1].
[1] Tomo lo siguiente de un blog de internet: "Christoph
Hermann, catedrático de psicología general de la Universidad de
Carl von Ossietzky, critica las conclusiones de Libet y aporta nuevas e
interesantes perspectivas desde las que afrontar el problema. El equipo de
Hermann realizó nuevos experimentos en los que a los sujetos se les daba la
opción de pulsar dos teclas en función de una serie de estímulos visuales.
Cuando vieran una determinada imagen debían pulsar la tecla de la
izquierda y si veían otra, la de la derecha. Entretanto, podrían aparecer otras
imágenes que no obligaban a pulsar tecla alguna y se monitorizaba la actividad
cerebral mediante magnetoencefalografía. Lo que se probó es que la actividad
cerebral preparatoria para pulsar cualquiera de las dos teclas aparecía, no
sólo cuando se visualizaban las imágenes que señalizaban que había que
pulsarlas, sino en las otras también. El cerebro no sólo se activaba en señal
de tomar la decisión antes de ser consciente de tomarla, sino en señal de estar preparado para tomar cualquier decisión. La
actividad cerebral refleja la expectativa genérica de tener que hacer algo, no
la causación que precede a la decisión libre. Los experimentos de Libet quedan
así invalidados".
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