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sábado, 23 de noviembre de 2013

La neurología contra el libre albedrío

En el capítulo 2, sección 11, de su libro Perros de paja, John Gray rechaza la idea del libre albedrío basándose en algunas investigaciones recientes. "Los trabajos de Benjamin Libet --dice Gray-- han demostrado que el impulso eléctrico que inicia una acción tiene lugar medio segundo antes de que tomemos la decisión consciente de actuar. Nosotros creemos que deliberamos primero acerca de qué hacer y luego lo hacemos. Pues bien, en realidad, en la práctica totalidad de nuestras vidas, nuestras acciones se iniciaron de manera inconsciente: el cerebro nos prepara para la acción y luego pasamos por la experiencia de actuar". Después cita Gray al propio Libet: "Evidentemente, el cerebro «decide» iniciar (o, al menos, preparar para su inicio) el acto en un momento previo a la existencia de cualquier conciencia subjetiva identificable de que tal decisión ha sido tomada [...] la iniciación cerebral de hasta el más espontáneo de los actos voluntarios [...] puede (y suele) tener lugar en forma inconsciente". A mí no me consta que se haya llegado a esa conclusión con el rigorismo y la exactitud y objetividad científicas que hay que demostrar a la hora de investigar cuestiones tan significativas. Pero si me constase, y el experimento fuese tan claro y tajante que pudiese decirse, con un mínimo de duda, que no existe ninguna de las llamadas acciones voluntarias que pueda escapar a este fenómeno, ¿concluiría por eso que la idea del libre albedrío ha sido completamente derrotada y que no tiene ya sentido seguir defendiéndola? De ningún modo. Se podrá sepultar con aquel experimento la posibilidad de la existencia de cualquier libre albedrío psíquico, mas quedará siempre abierta la puerta para que ingrese a nuestro mundo interior algún tipo de libertad metasíquica proveniente del mundo de las cosas en sí, del mundo noumenal. Los únicos que quedarían en ridículo en este caso serían, me parece, los que pretendiesen seguir defendiendo el libre albedrío desde una posición antimetafísica, al estilo sartreano.
Pero las investigaciones de Libet, si bien apoyan con buena sonoridad al determinismo físico, apoyan mucho más explícitamente al epifenomenismo, hipótesis que también avalo y cada vez con mayor entusiasmo[1].



[1]  Tomo lo siguiente de un blog de internet: "Christoph Hermann, catedrático de psicología general de la Universidad de Carl von Ossietzky, critica las conclusiones de Libet y aporta nuevas e interesantes perspectivas desde las que afrontar el problema. El equipo de Hermann realizó nuevos experimentos en los que a los sujetos se les daba la opción de pulsar dos teclas en función de una serie de estímulos visuales. Cuando vieran una determinada imagen debían pulsar la tecla de la izquierda y si veían otra, la de la derecha. Entretanto, podrían aparecer otras imágenes que no obligaban a pulsar tecla alguna y se monitorizaba la actividad cerebral mediante magnetoencefalografía. Lo que se probó es que la actividad cerebral preparatoria para pulsar cualquiera de las dos teclas aparecía, no sólo cuando se visualizaban las imágenes que señalizaban que había que pulsarlas, sino en las otras también. El cerebro no sólo se activaba en señal de tomar la decisión antes de ser consciente de tomarla, sino en señal de estar preparado para tomar cualquier decisión. La actividad cerebral refleja la expectativa genérica de tener que hacer algo, no la causación que precede a la decisión libre. Los experimentos de Libet quedan así invalidados".

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