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lunes, 1 de junio de 2015

LOS AFORISMOS DE LICHTENBERG



Jamás se es más feliz que cuando nos sentimos impulsados por un fuerte sentimiento a vivir sólo en este mundo. Mi desgracia está en que no vivo nunca en este mundo, sino en múltiples encadenamientos de posibles combinaciones, creadas por mi imaginación con ayuda de mi conciencia.
Georg Christopher Lichtenberg, Aforismos, p. 14.

¡Pero soñar también es vivir!...

... miro la época en que pude ser casado y no lo fui, como un estado medio salvaje.
Ibíd., p. 17.

Ningún hombre se halla completo hasta que se une con la mujer amada, y viceversa.

Los ricos no valen gran cosa en ninguna parte del mundo.
Ibíd., p. 10.

Ni en ninguna parte de la historia.

A continuación transcribiré algunos de los aforismos de Lichtenberg sin interrumpirlos, anteponiendo a cada uno la numeración que se le da en el libro por mí leído (que a su vez es una recopilación). En los casos en que aparezcan tres puntos entre paréntesis (...), sucedió que ahí fue mutilada una parte del aforismo, sea que la mutilación haya corrido por mi cuenta o por cuenta de Guillermo Thiele (¿Guillermo Tell?), quien es el traductor del libro:

9: Un pensador atento encontrará en los "escritos-juguetes" de grandes hombres a menudo más enseñanzas y finezas que en sus obras serias. Lo formal, lo convencional, lo ceremonial desaparece en aquellos generalmente; y es asombroso cuántas miserables cosas convencionales hay aún en nuestra manera de narrar para la forma impresa. La mayoría de los escritores ponen una cara como alguna gente cuando hace retratarse.

16: Aquel libro tuvo el efecto que los buenos libros tienen comúnmente. Hizo más ingenuos a los ingenuos, más inteligentes a los inteligentes, y los otros miles permanecieron inmutables.

17: Hay sermones que uno no puede escuchar sin llorar de emoción, y leer, sin llorar de risa.

21: Desde la invención del arte de escribir, los ruegos han perdido mucho de su fuerza, las órdenes en cambio han ganado. Es un triste balance. Ruegos escritos son más fáciles de rechazar y órdenes escritas más fáciles de dar que las orales. Para ambas cosas es menester cierto valor que a menudo falta cuando la boca es la que lleva la palabra.

22: He hecho encuadernar los diarios del año pasado. Es indescriptible qué clase de lectura es ésta: cincuenta partes de esperanza vana, cuarenta y siete partes de profecías falsas y tres partes de verdad. Esta lectura ha desvalorizado para mí muchos de los diarios del presente año, pues pienso: "Lo que son éstos, lo fueron aquellos también".

42: Es casi imposible llevar la antorcha de la verdad por entre un gentío sin chamuscar a alguien la barba.

44: La pregunta: "¿Debe filosofar uno mismo?" Ha de ser contestada, paréceme, en la misma forma que otra semejante: "¿Debe uno afeitarse solo?" Si alguien me preguntara, contestaría así: "Si uno sabe hacerlo bien, es una gran cosa". Está bien, creo, que alguien intente aprender a hacerlo solo, pero que por nada haga los primeros ensayos en su propia garganta. ¡Actúa como ya antes de ti han actuado los más sabios, y no hagas el comienzo de tus prácticas filosóficas en lugares donde un error puede ponerte en manos del verdugo!

46: Como el hombre no reside dentro del globo que habita, sino en la superficie si se descuenta el aire, así el interior de las cosas tampoco es para el hombre, sino sólo la superficie, si se descuenta la escasa profundidad donde aún puede vivir el buzo filosófico.

48: "Dios crió al hombre a su imagen", quiere decir probablemente, que el hombre crío a Dios a la suya.

50: Más que nada me duele, en todo cuanto hago y no hago, el que mi modo de ver el mundo debe ser igual al del hombre común, y eso que yo científicamente sé que éste lo ve mal.

53: (...) No encontramos ninguna causa en las cosas sino que notamos sólo aquello que entra en nosotros porque algo en nosotros lo llama. Adonde quiera que miremos, no vemos más que a nosotros.


58: En todos los idiomas se dice: "Yo pienso, yo siento, yo respiro, yo he recibido una paliza, y yo comparo, yo me acuerdo del color, yo me acuerdo de la frase". Lo que en nosotros se acuerda del color y lo que se acuerda de la frase, quizá no sea una y la misma cosa, como tampoco lo que recibe la paliza y lo que compara. Todo movimiento en el mundo tiene su causa en algo que no es movimiento. ¿Por qué la fuerza universal no ha de ser también la causa de mis pensamientos, así como es la causa de la fermentación?

64: Nuestros filósofos escuchan demasiado poco la voz del sentimiento o, mejor, tienen raras veces el sentido bastante refinado, de modo que ante cualquier acaecimiento en el mundo indican más bien lo que ellos saben y no cómo y qué sienten frente a él. Esto no tiene valor, ya que así no nos acercamos ni un paso más a la filosofía propiamente dicha. Pues lo que el hombre puede saber, ¿es acaso precisamente aquello que debe saber?


67: Los pequeños experimentos que hacemos y nuestros esfuerzos particulares por más insignificantes que sean, a menudo contribuyen, sin embargo, a formar el gran río que desemboca en el mar de la infinidad, si bien ese río, imponiendo su nombre, devora todos los arroyitos. ¿Qué le quedaría al Rin si a los arroyitos se les ocurriese sustraerle lo suyo?

68: ¡Cuantas ideas no flotan en mi cabeza, dispersas, de las que muchos pares, si se uniesen, pudieran causar el mayor descubrimiento! Pero yacen tan separadas como el azufre de Goslar del salitre de las Indias orientales y del polvo en las carboneras del Eischsfeld, los que combinados darían pólvora. ¡Cuánto tiempo antes han existido los ingredientes de la pólvora, que la pólvora misma! Una aqua regis natural no existe. Si nosotros al reflexionar nos abandonamos al natural encaje de las formas intelectuales y de la razón, unos conceptos a menudo se adhieren a otros de modo que no pueden unirse a los que en realidad les son afines. ¡Si en esto hubiese algo como el  desleimiento en química, donde las distintas partes nadan, levemente suspensas, y por ende pueden seguir cualquier corriente! Pero como esto no puede ser, debemos agrupar las cosas a propósito. Se debe experimentar con ideas.

69: ¿quién sabe si un perro, un rato antes de dormirse, un elefante borracho no tienen ideas que no serían indignas de un maestro de filosofía? Pero éstas les son inútiles y vuelven a esfumarse por obra de sus órganos sensoriales demasiado irritables.

70: Podría concebirse un ser que razona, al que resultara más fácil ver lo futuro que lo pasado. En los impulsos de los insectos hay ya mucho que nos debe hacer creer que ellos son guiados más por lo futuro que por lo pasado. Si los animales recordasen tanto lo pasado como presienten lo futuro, muchos insectos nos superarían; pero así la fuerza del presentimiento parece estar siempre en proporción inversa al recuerdo de lo pasado.

71: Hay una gran diferencia entre creer todavía algo y creerlo de nuevo. Creer todavía que la luna acciona sobre las plantas, revela estupidez y superstición, pero creerlo de nuevo, atestigua filosofía y reflexión.

73: ¿Hará la música crecer a las plantas o habrá entre las plantas algunas que son musicales?

74: Ayer llovió todo el día, y hoy brillaba el sol todo el día. ¿Cuántos acaecimientos de mi vida hubieran tomado otro rumbo si hubiese llovido hoy y el sol hubiese brillado ayer? (...)

75: La duda no debe ser otra cosa que vigilancia, si no puede llegar a ser peligrosa.

77: Nosotros, la cola del mundo, no sabemos qué propósitos tiene la cabeza.

81: El hombre es una obra maestra de la creación ya por el mero hecho de que, con todo determinismo, cree actuar como ser libre.

100: Hombres diestros en observarse a sí mismos e íntimamente conscientes de tal superioridad, se alegran a menudo al descubrir la propia flaqueza, cuando el descubrimiento debiera entristecerles. Tanto más vale en muchos el profesor que el hombre .

101: ¡Cómo sé mentirme! Una mitad de mí puede poner cara de ingenuo para engañar a la otra. ¿Hay algo más raro que el ser humano? (...)

109: Cuando se es joven apenas se sabe que se vive. La sensación de salud sólo se adquiere por la enfermedad. Cuando damos un salto, sentimos que la tierra nos atrae, por el choque al caer. Cuando se presenta la vejez, el estado de enfermedad se torna una especie de salud, y uno ya no se apercibe de que está enfermo. Si no se conservase el recuerdo de lo pasado, poco se advertiría el cambio. Por ello creo también que los animales no envejecen sino a nuestro modo de ver. Una ardilla que en el día supremo lleva la vida solitaria de una ostra, no es más desgraciada que la ostra. Pero el hombre que vive en tres ámbitos, en el pasado, en el presente y en el porvenir, puede ser desgraciado por el fracaso de uno de los tres. La religión añadió hasta un cuarto: la eternidad.

113: La naturaleza ha creado las mujeres de modo que no actúen según principios sino por sentimiento.

116: Los reyes creen a menudo que lo que hacen sus generales y almirantes, es patriotismo y afán de honor personal. Pero más a menudo el móvil de grandes actos es sólo una muchacha que lee el diario.

118: Estoy convencido de que uno no sólo se ama en otros sino se odia también en otros.

119: Cada cual es un genio al menos una vez por año. Sólo que los genios propiamente dichos tienen las buenas ocurrencias más seguidas. (...)

120: Muy a menudo he meditado en qué, mirándolo bien, el gran genio se distingue del vulgo. He aquí algunas observaciones. El intelecto común va siempre conforme a la opinión predominante y a la última moda, considera el estado en que todo actualmente se halla, como el único posible y permanece pasivo ante todo. No se le ocurre que cada cosa, desde la forma de los muebles hasta la hipótesis más útil, fue resuelta en el gran consejo de los hombres de que él es partícipe. Lleva suelas delgadas en sus zapatos aunque las piedras puntiagudas le magullen los pies; permite que, por la moda, le pongan las hebillas de los zapatos muy cerca de los dedos, aunque se le escurra el zapato constantemente. No para mientes en la idea de que la forma de los zapatos depende tanto de él como de aquel compadrito que fue el primero en usarlos finitos sobre el mísero adoquinado. Al gran genio se le ocurre por doquier: ¿Esto acaso no podría ser también falso? No da nunca su voto sin reflexionar. Conocí un hombre de gran talento cuyo sistema de opiniones como también su ropaje se distinguía por el orden y la utilidad particulares; no aceptaba nada en su casa sin percatarse antes de su ventaja. Le era imposible adquirir algo sólo porque otra gente lo tenía así. Pensaba así: "Conque han decidido si mí que esto deba ser así; quizá lo hubieran resuelto de otro modo si yo hubiese intervenido". Hay que agradecer a tales hombres que al menos sacudan de vez en cuando lo que quiere asentarse, pues para ellos es aún demasiado joven nuestro mundo. Todavía no debemos llegar a ser chinos. Si las distintas naciones estuviesen totalmente separadas la una de la otra, quizá todas, si bien en distintos grados de perfección, hubieran llegado a aquella inacción china.

122: Parte de gloria de los hombres más famosos se debe siempre a la miopía de sus admiradores. (...)

123: En el carácter de todo hombre hay algo que no se puede quebrar: el esqueleto del carácter; y el querer modificarlo es siempre adiestrar una oveja para perro colaborador[1].

128: Nada se juzga más superficialmente que el carácter de los hombres, y sin embargo en nada deberíamos ser más circunspectos. En ninguna cosa se aguarda menos hasta ver el conjunto básico que hace el carácter, que en esto. Siempre me pareció que la llamada mala gente gana si se la conoce más de cerca, y la buena pierde.

141: A veces, cuando había tomado mucho café y por ello me asustaba de todo, podía percibir bien exactamente que me asustaba antes de que oyera el ruido. Luego oímos --por así decir-- aun con otros órganos que con los oídos.

142: Aún no he encontrado a nadie que no afirme que cortar papel de estaño con una tijera, causa sensación agradable.

156: La mosca que no quiere ser muerta, para mayor seguridad se posa sobre el mismo matamoscas.

166: Creo que en los estudios sucede lo mismo que en la horticultura: no importa quién planta, ni quién riega, sino Dios que da la prosperidad. Me voy a explicar. Seguramente hacemos gran cantidad de cosas creyendo hacerlas a sabiendas y, en realidad, las hacemos sin saberlo. Hay en nuestro ánimo algo como el brillo del sol y los cambios de tiempo, que no depende de nosotros. Si yo escribo sobre un tema, lo mejor se me ocurre siempre sin que yo pueda indicar dónde.

167: La plebe se arruina por la carne que con demasiada apetencia va contra el espíritu, y el sabio por el espíritu que con demasiada apetencia va contra la carne.

171: (...) El que entiende sólo de química, no entiende bien ni siquiera de ella.

173: (...) Cuando escribe para sí mismo, el hombre escribe siempre bien, sin excepción.

174: Las anticipaciones del genio son atrevidas y grandes, y a menudo penetran en lo hondo, pero la fuerza para ello merma temprano. La razón sistemática no se anticipa tan audazmente, pero aguanta más tiempo. Raras veces se es un impulsivo anticipador después de llegar a los sesenta años, pero siempre se puede ser todavía un pensador muy bueno, metódico e ingenioso. Uno que ha llegado a esa edad, raras veces engendra hijos, pero se torna tanto más hábil para educar a los engendrados, y la educación es otra especie de engendramiento.

182: Es una mala recompensa que un muchacho en cuya educación se ha invertido algo, acabe por ser poeta. Apenas un cuarto de hora de serenatas en pago de un servicio de años. Padres que advierten que su hijo quiere ser poeta profesional, deberían azotarlo hasta que desista de hacer versos o hasta que se torne gran poeta.

186: Disminuir las necesidades sería, creo, lo que debería inculcarse absolutamente a la juventud y tratar de fortalecerla para ello. Cuantas menos necesidades, tanto más felicidad: es ésta una verdad antigua, pero muy mal conocida.

188: Hacer un voto es un pecado mayor que el de no cumplirlo.

194: ¿Cómo, no han mejorado los vinos dejándolos reposar? ¿Por qué no mejoramos aún otras cosas mediante el tiempo? (...)

201: Sin íntima convicción, ni el honor, ni la dicha, ni el aplauso del mundo lograrían ponerme contento, y si lo estoy por propia convicción, el juicio de un mundo entero no me puede turbar este placer. (...) Yo al menos, cuando enfermo, guardando cama en mi habitáculo, he tenido momentos que sin reparo cuento entre los más dichosos de mi vida; tristes también, como va de suyo, pero igualmente tristes con plena salud, y fuera de la cama.

204: Es una sensación muy desagradable para mí el que alguien me tenga compasión en el sentido que comúnmente se da al término. Por ello la gente cuando anda muy mal reñida con alguien, usa la frase: "Éste me da lástima". Esta especie de compasión es una limosna, y limosnas suponen indigencia por un lado y abundancia por otro, por más pequeña que sea. (...) Pero existe una compasión mucho menos egoísta que verdaderamente toma parte y que procede rápidamente a la acción y salvación y raras veces es acompañada por un sentimentalismo melancolizante (perdóneseme la palabra). Se podría denominar a aquélla la compasión limosnera y a ésta de la alianza ofensiva y defensiva. (...)

214: Los ojos de una mujer son para mí una parte tan esencial, los miro tantas veces, me imagino tantas cosas por ellos que --si yo no fuese más que cabeza-- por mí las muchachas podrían ser nada más que ojo.

215: Su enagua era roja y azul, con rayas muy anchas y parecía hecha del telón de un teatro. Mucho habría yo dado por tener una butaca en primera fila; pero no hubo función.

219: A veces cuando leo en uno de mis viejos cuadernos de notas un buen pensamiento mío, me maravilla cómo ha podido volverse tan ajeno a mí y a mi sistema, y luego me alegro tanto de él como del pensamiento de uno de mis antepasados.

195: Estoy decidido a no contarle ni una mentira a este libro; quiero que sea un cristal donde en tiempos venideros yo me pueda ver reflejado aún. (...)

Ya somos dos, Jorge.


[1] Es lo que yo llamo la componente predominante del temperamento, que se puede regular, mas no modificar de raíz (ver anotaciones del 20/10/97).



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