Jamás se es más feliz
que cuando nos sentimos impulsados por un fuerte sentimiento a vivir sólo en este mundo. Mi desgracia está en que no
vivo nunca en este mundo, sino en
múltiples encadenamientos de posibles combinaciones, creadas por mi imaginación
con ayuda de mi conciencia.
Georg Christopher Lichtenberg, Aforismos, p. 14.
¡Pero soñar también
es vivir!...
... miro la época en
que pude ser casado y no lo fui, como un estado medio salvaje.
Ibíd., p. 17.
Ningún hombre se halla
completo hasta que se une con la mujer amada, y viceversa.
Los ricos no valen
gran cosa en ninguna parte del mundo.
Ibíd., p. 10.
Ni en ninguna parte
de la historia.
A continuación
transcribiré algunos de los aforismos de Lichtenberg sin interrumpirlos,
anteponiendo a cada uno la numeración que se le da en el libro por mí leído
(que a su vez es una recopilación). En los casos en que aparezcan tres puntos
entre paréntesis (...), sucedió que ahí fue mutilada una parte del aforismo,
sea que la mutilación haya corrido por mi cuenta o por cuenta de Guillermo Thiele
(¿Guillermo Tell?), quien es el traductor del libro:
9: Un pensador atento
encontrará en los "escritos-juguetes" de grandes hombres a menudo más
enseñanzas y finezas que en sus obras serias. Lo formal, lo convencional, lo
ceremonial desaparece en aquellos generalmente; y es asombroso cuántas
miserables cosas convencionales hay aún en nuestra manera de narrar para la
forma impresa. La mayoría de los escritores ponen una cara como alguna gente
cuando hace retratarse.
16: Aquel libro tuvo
el efecto que los buenos libros tienen comúnmente. Hizo más ingenuos a los
ingenuos, más inteligentes a los inteligentes, y los otros miles permanecieron
inmutables.
17: Hay sermones que
uno no puede escuchar sin llorar de emoción, y leer, sin llorar de risa.
21: Desde la
invención del arte de escribir, los ruegos han perdido mucho de su fuerza, las
órdenes en cambio han ganado. Es un triste balance. Ruegos escritos son más
fáciles de rechazar y órdenes escritas más fáciles de dar que las orales. Para
ambas cosas es menester cierto valor que a menudo falta cuando la boca es la
que lleva la palabra.
22: He hecho
encuadernar los diarios del año pasado. Es indescriptible qué clase de lectura
es ésta: cincuenta partes de esperanza vana, cuarenta y siete partes de
profecías falsas y tres partes de verdad. Esta lectura ha desvalorizado para mí
muchos de los diarios del presente año, pues pienso: "Lo que son éstos, lo
fueron aquellos también".
42: Es casi imposible
llevar la antorcha de la verdad por entre un gentío sin chamuscar a alguien la
barba.
44: La pregunta:
"¿Debe filosofar uno mismo?" Ha de ser contestada, paréceme, en la
misma forma que otra semejante: "¿Debe uno afeitarse solo?" Si
alguien me preguntara, contestaría así: "Si uno sabe hacerlo bien, es una
gran cosa". Está bien, creo, que alguien intente aprender a hacerlo solo,
pero que por nada haga los primeros ensayos en su propia garganta. ¡Actúa como
ya antes de ti han actuado los más sabios, y no hagas el comienzo de tus
prácticas filosóficas en lugares donde un error puede ponerte en manos del
verdugo!
46: Como el hombre no
reside dentro del globo que habita, sino en la superficie si se descuenta el
aire, así el interior de las cosas tampoco es para el hombre, sino sólo la
superficie, si se descuenta la escasa profundidad donde aún puede vivir el buzo
filosófico.
48: "Dios crió
al hombre a su imagen", quiere decir probablemente, que el hombre crío a
Dios a la suya.
50: Más que nada me
duele, en todo cuanto hago y no hago, el que mi modo de ver el mundo debe ser
igual al del hombre común, y eso que yo científicamente sé que éste lo ve mal.
53: (...) No
encontramos ninguna causa en las cosas sino que notamos sólo aquello que entra
en nosotros porque algo en nosotros lo llama. Adonde quiera que miremos, no
vemos más que a nosotros.
54: Mucho de lo que enseña el señor
Kant, particularmente respecto a la ley moral, ¿no ha de ser acaso consecuencia
de la vejez en la que las pasiones e inclinaciones han perdido ya su fuerza y
sólo resta la razón? Si el género humano muriese en plena posesión de sus
fuerzas --digamos a los cuarenta años--, ¿qué consecuencias traería esto para
el mundo? De la unión con la sosegada sabiduría de la vejez surgen muchas cosas
extrañas . ¿Quién sabe si alguna vez no habrá un estado en el
que matarán a todos los hombres cuando tengan cuarenta y cinco años?
58: En todos los
idiomas se dice: "Yo pienso, yo siento, yo respiro, yo he recibido una
paliza, y yo comparo, yo me acuerdo del color, yo me acuerdo de la frase".
Lo que en nosotros se acuerda del color y lo que se acuerda de la frase, quizá
no sea una y la misma cosa, como tampoco lo que recibe la paliza y lo que
compara. Todo movimiento en el mundo tiene su causa en algo que no es
movimiento. ¿Por qué la fuerza universal no ha de ser también la causa de mis
pensamientos, así como es la causa de la fermentación?
64: Nuestros
filósofos escuchan demasiado poco la voz del sentimiento o, mejor, tienen raras
veces el sentido bastante refinado, de modo que ante cualquier acaecimiento en
el mundo indican más bien lo que ellos saben y no cómo y qué sienten frente a
él. Esto no tiene valor, ya que así no nos acercamos ni un paso más a la
filosofía propiamente dicha. Pues lo que el hombre puede saber, ¿es acaso
precisamente aquello que debe saber?
66: Por el vagar
sin plan, por las correrías, sin método, de la imaginación, no raras veces es
descubierta la caza que la filosofía metódica puede utilizar en su bien
ordenada economía.[F2]
67: Los pequeños
experimentos que hacemos y nuestros esfuerzos particulares por más
insignificantes que sean, a menudo contribuyen, sin embargo, a formar el gran
río que desemboca en el mar de la infinidad, si bien ese río, imponiendo su
nombre, devora todos los arroyitos. ¿Qué le quedaría al Rin si a los arroyitos
se les ocurriese sustraerle lo suyo?
68: ¡Cuantas ideas no
flotan en mi cabeza, dispersas, de las que muchos pares, si se uniesen,
pudieran causar el mayor descubrimiento! Pero yacen tan separadas como el
azufre de Goslar del salitre de las Indias orientales y del polvo en las
carboneras del Eischsfeld, los que combinados darían pólvora. ¡Cuánto tiempo
antes han existido los ingredientes de la pólvora, que la pólvora misma! Una aqua regis natural no existe. Si
nosotros al reflexionar nos abandonamos al natural encaje de las formas
intelectuales y de la razón, unos conceptos a menudo se adhieren a otros de
modo que no pueden unirse a los que en realidad les son afines. ¡Si en esto
hubiese algo como el desleimiento en
química, donde las distintas partes nadan, levemente suspensas, y por ende
pueden seguir cualquier corriente! Pero como esto no puede ser, debemos agrupar
las cosas a propósito. Se debe experimentar con ideas.
69: ¿quién sabe si un
perro, un rato antes de dormirse, un elefante borracho no tienen ideas que no
serían indignas de un maestro de filosofía? Pero éstas les son inútiles y
vuelven a esfumarse por obra de sus órganos sensoriales demasiado irritables.
70: Podría concebirse
un ser que razona, al que resultara más fácil ver lo futuro que lo pasado. En
los impulsos de los insectos hay ya mucho que nos debe hacer creer que ellos
son guiados más por lo futuro que por lo pasado. Si los animales recordasen
tanto lo pasado como presienten lo futuro, muchos insectos nos superarían; pero
así la fuerza del presentimiento parece estar siempre en proporción inversa al
recuerdo de lo pasado.
71: Hay una gran
diferencia entre creer todavía algo y creerlo de nuevo. Creer todavía que la
luna acciona sobre las plantas, revela estupidez y superstición, pero creerlo de
nuevo, atestigua filosofía y reflexión.
73: ¿Hará la música
crecer a las plantas o habrá entre las plantas algunas que son musicales?
74: Ayer llovió todo
el día, y hoy brillaba el sol todo el día. ¿Cuántos acaecimientos de mi vida
hubieran tomado otro rumbo si hubiese llovido hoy y el sol hubiese brillado
ayer? (...)
77: Nosotros, la cola
del mundo, no sabemos qué propósitos tiene la cabeza.
81: El hombre es una obra
maestra de la creación ya por el mero hecho de que, con todo determinismo, cree
actuar como ser libre.
100: Hombres diestros en observarse a
sí mismos e íntimamente conscientes de tal superioridad, se alegran a menudo al
descubrir la propia flaqueza, cuando el descubrimiento debiera entristecerles.
Tanto más vale en muchos el profesor que el hombre .
101: ¡Cómo sé
mentirme! Una mitad de mí puede poner cara de ingenuo para engañar a la otra.
¿Hay algo más raro que el ser humano? (...)
109: Cuando se es
joven apenas se sabe que se vive. La sensación de salud sólo se adquiere por la
enfermedad. Cuando damos un salto, sentimos que la tierra nos atrae, por el
choque al caer. Cuando se presenta la vejez, el estado de enfermedad se torna
una especie de salud, y uno ya no se apercibe de que está enfermo. Si no se
conservase el recuerdo de lo pasado, poco se advertiría el cambio. Por ello
creo también que los animales no envejecen sino a nuestro modo de ver. Una
ardilla que en el día supremo lleva la vida solitaria de una ostra, no es más
desgraciada que la ostra. Pero el hombre que vive en tres ámbitos, en el
pasado, en el presente y en el porvenir, puede ser desgraciado por el fracaso
de uno de los tres. La religión añadió hasta un cuarto: la eternidad.
113: La naturaleza ha
creado las mujeres de modo que no actúen según principios sino por sentimiento.
116: Los reyes creen
a menudo que lo que hacen sus generales y almirantes, es patriotismo y afán de
honor personal. Pero más a menudo el móvil de grandes actos es sólo una
muchacha que lee el diario.
118: Estoy convencido
de que uno no sólo se ama en otros sino se odia también en otros.
119: Cada cual es un
genio al menos una vez por año. Sólo que los genios propiamente dichos tienen
las buenas ocurrencias más seguidas. (...)
120: Muy a menudo he
meditado en qué, mirándolo bien, el gran genio se distingue del vulgo. He aquí
algunas observaciones. El intelecto común va siempre conforme a la opinión
predominante y a la última moda, considera el estado en que todo actualmente se
halla, como el único posible y permanece pasivo ante todo. No se le ocurre que
cada cosa, desde la forma de los muebles hasta la hipótesis más útil, fue
resuelta en el gran consejo de los hombres de que él es partícipe. Lleva suelas
delgadas en sus zapatos aunque las piedras puntiagudas le magullen los pies;
permite que, por la moda, le pongan las hebillas de los zapatos muy cerca de
los dedos, aunque se le escurra el zapato constantemente. No para mientes en la
idea de que la forma de los zapatos depende tanto de él como de aquel compadrito
que fue el primero en usarlos finitos sobre el mísero adoquinado. Al gran genio
se le ocurre por doquier: ¿Esto acaso no podría ser también falso? No da nunca
su voto sin reflexionar. Conocí un hombre de gran talento cuyo sistema de
opiniones como también su ropaje se distinguía por el orden y la utilidad
particulares; no aceptaba nada en su casa sin percatarse antes de su ventaja.
Le era imposible adquirir algo sólo porque otra gente lo tenía así. Pensaba
así: "Conque han decidido si mí que esto deba ser así; quizá lo hubieran
resuelto de otro modo si yo hubiese intervenido". Hay que agradecer a
tales hombres que al menos sacudan de vez en cuando lo que quiere asentarse,
pues para ellos es aún demasiado joven nuestro mundo. Todavía no debemos llegar
a ser chinos. Si las distintas naciones estuviesen totalmente separadas la una
de la otra, quizá todas, si bien en distintos grados de perfección, hubieran
llegado a aquella inacción china.
122: Parte de gloria
de los hombres más famosos se debe siempre a la miopía de sus admiradores.
(...)
123: En el carácter
de todo hombre hay algo que no se puede quebrar: el esqueleto del carácter; y
el querer modificarlo es siempre adiestrar una oveja para perro colaborador[1].
128: Nada se juzga
más superficialmente que el carácter de los hombres, y sin embargo en nada
deberíamos ser más circunspectos. En ninguna cosa se aguarda menos hasta ver el
conjunto básico que hace el carácter, que en esto. Siempre me pareció que la
llamada mala gente gana si se la conoce más de cerca, y la buena pierde.
141: A veces, cuando
había tomado mucho café y por ello me asustaba de todo, podía percibir bien
exactamente que me asustaba antes de que oyera el ruido. Luego oímos --por así
decir-- aun con otros órganos que con los oídos.
142: Aún no he
encontrado a nadie que no afirme que cortar papel de estaño con una tijera,
causa sensación agradable.
156: La mosca que no
quiere ser muerta, para mayor seguridad se posa sobre el mismo matamoscas.
166: Creo que en los
estudios sucede lo mismo que en la horticultura: no importa quién planta, ni
quién riega, sino Dios que da la prosperidad. Me voy a explicar. Seguramente
hacemos gran cantidad de cosas creyendo hacerlas a sabiendas y, en realidad,
las hacemos sin saberlo. Hay en nuestro ánimo algo como el brillo del sol y los
cambios de tiempo, que no depende de nosotros. Si yo escribo sobre un tema, lo
mejor se me ocurre siempre sin que yo pueda indicar dónde.
167: La plebe se
arruina por la carne que con demasiada apetencia va contra el espíritu, y el
sabio por el espíritu que con demasiada apetencia va contra la carne.
171: (...) El que
entiende sólo de química, no entiende bien ni siquiera de ella.
173: (...) Cuando
escribe para sí mismo, el hombre escribe siempre bien, sin excepción.
174: Las
anticipaciones del genio son atrevidas y grandes, y a menudo penetran en lo
hondo, pero la fuerza para ello merma temprano. La razón sistemática no se
anticipa tan audazmente, pero aguanta más tiempo. Raras veces se es un
impulsivo anticipador después de llegar a los sesenta años, pero siempre se
puede ser todavía un pensador muy bueno, metódico e ingenioso. Uno que ha
llegado a esa edad, raras veces engendra hijos, pero se torna tanto más hábil
para educar a los engendrados, y la educación es otra especie de
engendramiento.
182: Es una mala
recompensa que un muchacho en cuya educación se ha invertido algo, acabe por
ser poeta. Apenas un cuarto de hora de serenatas en pago de un servicio de
años. Padres que advierten que su hijo quiere ser poeta profesional, deberían
azotarlo hasta que desista de hacer versos o hasta que se torne gran poeta.
186: Disminuir las
necesidades sería, creo, lo que debería inculcarse absolutamente a la juventud
y tratar de fortalecerla para ello. Cuantas menos necesidades, tanto más
felicidad: es ésta una verdad antigua, pero muy mal conocida.
188: Hacer un voto es
un pecado mayor que el de no cumplirlo.
194: ¿Cómo, no han
mejorado los vinos dejándolos reposar? ¿Por qué no mejoramos aún otras cosas
mediante el tiempo? (...)
201: Sin íntima
convicción, ni el honor, ni la dicha, ni el aplauso del mundo lograrían ponerme
contento, y si lo estoy por propia convicción, el juicio de un mundo entero no
me puede turbar este placer. (...) Yo al menos, cuando enfermo, guardando cama
en mi habitáculo, he tenido momentos que sin reparo cuento entre los más
dichosos de mi vida; tristes también, como va de suyo, pero igualmente tristes
con plena salud, y fuera de la cama.
204: Es una sensación
muy desagradable para mí el que alguien me tenga compasión en el sentido que
comúnmente se da al término. Por ello la gente cuando anda muy mal reñida con
alguien, usa la frase: "Éste me da lástima". Esta especie de
compasión es una limosna, y limosnas suponen indigencia por un lado y
abundancia por otro, por más pequeña que sea. (...) Pero existe una compasión
mucho menos egoísta que verdaderamente toma parte y que procede rápidamente a
la acción y salvación y raras veces es acompañada por un sentimentalismo
melancolizante (perdóneseme la palabra). Se podría denominar a aquélla la
compasión limosnera y a ésta de la alianza ofensiva y defensiva. (...)
214: Los ojos de una
mujer son para mí una parte tan esencial, los miro tantas veces, me imagino
tantas cosas por ellos que --si yo no fuese más que cabeza-- por mí las
muchachas podrían ser nada más que ojo.
215: Su enagua era
roja y azul, con rayas muy anchas y parecía hecha del telón de un teatro. Mucho
habría yo dado por tener una butaca en primera fila; pero no hubo función.
219: A veces cuando
leo en uno de mis viejos cuadernos de notas un buen pensamiento mío, me
maravilla cómo ha podido volverse tan ajeno a mí y a mi sistema, y luego me
alegro tanto de él como del pensamiento de uno de mis antepasados.
195: Estoy decidido a
no contarle ni una mentira a este libro; quiero que sea un cristal donde en
tiempos venideros yo me pueda ver reflejado aún. (...)
Ya somos dos, Jorge.
[1] Es lo
que yo llamo la componente predominante del temperamento, que se puede regular,
mas no modificar de raíz (ver anotaciones del 20/10/97).
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