Edgar Poe explica por qué, según su punto de vista, un poema demasiado
largo no tiene razón de ser:
Sostengo que no existe poema extenso. Afirmo que la
expresión “poema extenso” no es más que una contradicción de términos. Apenas
necesito hacer notar que un poema merece esta denominación en la medida en que
estimula y eleva el alma. El valor del poema se halla en relación con el
estímulo sublime que produce. Pero todas las excitaciones son, por necesidad
psíquica, efímeras. El grado de excitación que hace a un poema merecedor de
este nombre no puede ser mantenido a lo largo de una composición extensa (“El
principio poético”, ensayo incluido en una compilación de su obra titulada Ensayos
y críticas).
Las ritmas que yo escribí se adaptan al criterio de
Poe, excepto la que va como apéndice al libro sexto y que titulé “Lo mismo pero ritmado”. Pero no
sé si estoy de acuerdo con esta imposibilidad de los poemas extensos que
plantea el gran poeta estadounidense. Las excitaciones fuertes son por
necesidad breves, en eso coincidimos, pero entre excitación y excitación puede
haber mesetas. Un poema extenso puede ser como un subir y bajar continuo desde
la montaña a la llanura. No nos podrá conmover el poema como un todo, pero sí
de a ratos, y con eso ya cumplirá el requisito fundamental para que sea
considerado poema.