Y sin volar tan alto, descendiendo
de la metafísica y apropincuándonos a la mera física, a la epistemología, aquí
también Emanuel derrapa:
Por lo que toca a la certeza, he fallado sobre mí
mismo el juicio siguiente: que en esta clase de consideraciones no es de ningún
modo permitido opinar y que todo lo que se parezca a una hipótesis, es
mercancía prohibida que a ningún precio debe estar a la venta, sino ser
confiscada tan pronto como sea descubierta (prólogo
a la primera edición de la Crítica de la
razón pura).
Dice esto porque supone que la
ciencia debe basarse, exclusivamente, en juicios sintéticos a priori, cuya
certeza es necesaria y apodíctica. Ya he dicho en otra parte lo que opino sobre
estos juicios (ver las entradas de los días 4 y 5/8/8), solo diré ahora que me
alegra soberanamente que las disciplinas científicas de hoy día sean mucho
menos dogmáticas y mucho más modestas que como las imaginaba el gran pensador
de Königsberg.