¿Qué es lo que debe legar a la posteridad un pensador filosófico?
No son sus teorías acabadas lo más importante, sino aquellas que han quedado a
medio decir, las que apenas vislumbró, las que parió sin criarlas o las que
engendró sin siquiera parirlas. El pensador filosófico que a mí me interesa es
el que engendra sin parir y sin criar, cediéndoles estos derechos a los futuros
pensadores filosóficos que adoptarán sus engendros, los parirán y los criarán a
su manera. Ya lo decía don Miguel de Unamuno:
Nuestros mejores pensamientos son los que se
mueren con nosotros sin que los hayamos formulado. Y acaso, acaso lo mejor
nuestro es lo que de nosotros dicen los demás y lo que hacemos decir a los
otros. Mis pensamientos germinan en mí y florecen en otros; yo soy un vivero
para ellos (Mi religión, y otros ensayos
breves).
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