¿Existe un programa de computación tal que, compitiendo frente a frente contra eximios ajedrecistas, frecuentemente los derrote? Esta pregunta, formulada décadas atrás, se respondería en forma negativa; hoy sabemos que tales programas existen y que produjeron un cambio en el paradigma ajedrecístico.
¿Existe un programa de traducciones tal que supere, en fidelidad al texto original y en estilo, al trabajo realizado por eximios traductores de carne y hueso? Hoy respondemos a esta pregunta con un rotundo "no"; pero dentro de algunos años tal vez debamos quitarnos el sombrero ante los ahora detestables traductores electrónicos. Y si este cambio del paradigma traductoril se produjese antes de que mi cabeza deje de funcionar con soltura, mi yo investigativo, que no ha podido ni querido invertir su tiempo en el aprendizaje de otros idiomas, ¡saltará de alegría por haberles ganado una cruenta batalla ideológica a los poliglotistas!
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