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viernes, 29 de enero de 2016

El mejor género literario norteamericano

Después del denostar bien denostada a la cultura belicista alemana de principios del siglo XX, se trasladó Camba a los Estados Unidos de América, en donde, como no podía ser de otra manera, continuaron los denuestos, solo que de un orden completamente distinto. Habría sido temerario, por ejemplo, apuntar los cañones contra la literatura alemana, pero a la literatura norteamericana cualquiera se le atreve. "Es abominable", dice (Un año en el otro mundo, p. 9), y entiende que lo mejor que produce este país en esta materia son los anuncios publicitarios:

La verdadera creación literaria de América es su [...] literatura comercial. Yo compro aquí todos los días alguna revista, so pretexto de leer tal o cual artículo, y, en cuanto mis ojos tropiezan con un anuncio, todos los artículos me resultan ñoños, estúpidos y pesados. ¡Qué gracia, qué interés, qué variedad, qué arte, qué continúa lección de cosas contienen las revistas americanas en sus páginas de publicidad! [...] es, ante todo, en el anuncio donde encontraremos la aportación inconfundible del pueblo americano a la literatura universal y, mientras la crítica ignore este hecho o lo considere desdeñable, el arte literario moderno, tanto en América como fuera de ella, carecerá de explicación. Hay que considerar, en efecto, que todos los anuncios que se publican en el mundo son siempre un poco americanos, y que toda la literatura moderna está influida por la literatura de anuncios (La ciudad automática, p. 88).

Parece como que Camba se estuviese mofando de nosotros, pero habla en serio (amén de que como bien dice él mismo, sus artículos no hay que tomárselos "ni completamente en serio ni completamente en broma"), habla en serio cuando equipara un anuncio de pompas fúnebres ("¿para qué vivir, cuando por treinta dólares podemos hacerle a usted un entierro magnífico?") con los escritos de San Juan de la Cruz:

La literatura comercial americana no es un hecho artificial, sino un hecho tan biológico como la literatura caballeresca de la Edad Media. Es la expresión de una época, de una moral y de un tipo de vida que no habría medio de expresar en las formas literarias tradicionales. Es, en fin, la única expresión literaria posible del genio americano. Yo diría que la literatura comercial americana equivale a nuestra literatura mística, y, para los que hayan oído hablar del sentido reverencial del dinero y sepan lo entremezclados que andan siempre en la conciencia puritana el espíritu comercial y el sentimiento eclesiástico, no diría despropósito ninguno. [...] No. No hay que considerar la literatura comercial americana como una literatura desprovista de contenido espiritual. Tiene, por lo menos, tanto contenido espiritual como contenido mercantil. Tiene, en fin, todo el contenido espiritual que puede y que debe tener: el de su pueblo y el de su época, que es una época en la que van entrando ya todos los otros pueblos.

Iban entrando a principios del siglo XX, y ahora, un siglo después, ya todos los pueblos, casi sin excepción, han entrado a esta época de mercantilismo sin freno y de literatura publicitaria. Por eso lo que pasaba en los Estados Unidos, que casi no criaba literatos de alto vuelo, ahora pasa en el mundo todo, pues

tan pronto como se revela en América un escritor de verdadera originalidad y positivo talento es acaparado por las casas anunciadoras.


Así que habrá que conformarse con los libros viejos o, en su defecto, prender el televisor y disfrutar de las propagandas.

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