Se dice que hay
perros policías, en vez de gatos policías o canarios policías, porque el perro
es un animal muy inteligente. Julio Camba niega esta hipótesis y argumenta que
si el perro es un animal muy apropiado para meterse a policía es por otras
aptitudes suyas y no por su inteligencia:
Yo no creo que para hacerse policía
necesite el perro una inteligencia extraordinaria. Ni una inteligencia
extraordinaria, ni tampoco un gran olfato. En cambio, ese odio feroz al hombre
mal vestido que caracteriza al perro, y esa tendencia a tomar por un terrible
anarquista al honrado menestral que aparece con sus trebejos al hombro, [...]
podrán serles muy útiles en la carrera. Los perros policías empezarán dando
dentelladas a todo personaje extraño, con aspecto de pobre, de sabio o de
extranjero que se encuentren en la calle, y esto les hará ascender
rapidísimamente (Sobre casi todo, p.
96).
Yo he comprobado empíricamente que
la mayoría de los perros sienten rechazo por las personas desarrapadas y de
aspecto anarquistoide, y también por los tullidos y por los discapacitados en
general. Mi perra Coca, por ejemplo, siente una particular inquina por un ciego
que pasa frecuentemente por el taller vendiendo cosméticos; no puede parar de
ladrarle apenas percibe su presencia. La palabra discriminación está grabada a fuego en la conciencia instintiva de
estos mamíferos y es por eso que las fuerzas policiales de todo el mundo solicitan
sus servicios.
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