Perdón por el vuelo bajo, pero aquí viene
una nueva reflexión de orden político, y encima sólo atinente los argentinos.
Hoy se cumplen diez años del comienzo de
la era Kirchner en la Argentina, los cuatro primeros de la mano de Néstor y los
últimos seis a través de Cristina. ¿Qué decir de este gobierno? En principio,
que me ha confirmado algunos pensamientos que yo siempre levantaba, por ejemplo
el que dice que lo que interesa no es el sistema político que nos toque en suerte
sino los valores que ostenten las personas que están a cargo de plasmarlo.
Fracasó el librecambismo de Menem en los 90 lo mismo que fracasará el
proteccionismo de los Kirchner en estos actuales tiempos, pero no porque el
librecambismo o el proteccionismo sean intrínsecamente incorrectos, sino porque
quienes los implementan no son personas de bien sino meros oportunistas que
buscan tan sólo el lucro personal, o bien poseen ideales, tal vez elevados,
pero quedan éstos subsumidos en su afán de lucro. Lo que hizo Menem con nuestro
país me causa repugnancia, pero más repugnancia me causa lo que hizo Néstor y
lo que está siendo Cristina; porque Menem, debido a sus manejos, terminó
desprestigiando al capitalismo, terminó desnudando las falencias de este antipático
sistema, mientras que Néstor y Cristina, debido sus manejos, terminarán
desprestigiando al populismo, que parecía por fin querer imponerse en América
Latina, pero la oportunidad histórica se nos va escapando debido a la codicia
de quienes se jactan de beneficiar al pueblo pero evidentemente no se codean
con él. Bien miradas las cosas, tanto el capitalismo como el populismo (no
coercitivo) son, al cabo, meros síntomas de lo que acontece con el cuerpo
social en el que prosperan: si prospera el capitalismo, el cuerpo social está
seriamente dañado; si prospera el populismo no coercitivo, el cuerpo social
está robusto. El capitalismo no daña a la sociedad, tan sólo indica que la
sociedad ya está dañada; el populismo no
coercitivo no coadyuva al bienestar social, tan sólo indica que la sociedad que
lo prohíja va bien encaminada en el sentido de beneficiar económicamente a la
mayoría de sus integrantes. Cuando el capitalismo fracasa, como fracasó con
Menem, me alegro, porque puede ser un signo de que aún no somos tan egoístas;
cuando fracasa el populismo me entristezco, porque caigo en la cuenta de que
aún no estamos preparados para pertenecer a una sociedad solidaria.
Pero si este gobierno es tan malo, ¿cómo
es que ha perdurado durante una década? La explicación de este fenómeno consta
de una sola palabra: soja. Si no fuera por la exportación de soja, estaríamos
fregados desde hace tiempo; pero este no es un mérito del gobierno, sino una
simple coyuntura internacional. ¿Méritos? Los tiene, pero están siendo
eclipsados por los deméritos, mucho más numerosos y contundentes que los
primeros.
Dos palabras definirán a este periodo
Kirchner en lo futuro: demagogia y corrupción. Superaron a Perón en demagogia y
a Menem en corrupción, lo cual es decir ya mucho, demasiado.
Ahora, o el año que viene, o el otro,
vendrá, inexorable, la crisis. Pero nos recuperaremos con relativa prontitud.
Siempre lo hacemos.
Cuales serian a tu modo de ver los actos de demagogia?
ResponderEliminarla entrega desmesurada de planes sociales, y el desmesurado incremento del empleo público. Para que una economía nacional funcione, quienes ganen un salario deberían producir algo, un bien material, un bien cultural, algo. Estos empleos ficticios otorgan dinero sin que nada se genere, excepto más burocracia.
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