Si cuando ingresamos alimentos por el
primer eslabón del aparato digestivo (la cavidad bucal), éstos, mediante un
proceso químico, salen por el eslabón terminal de dicho aparato (el ano)
convertidos en excremento, de la misma forma, si introducimos por nuestra boca
una cantidad apreciable de excremento, éste saldrá por el ano transformado en
alimento.
Revolucionaria teoría que
terminará de una vez por todas con el problema del hambre y la desnutrición
infantil.
La hipótesis está siendo
estudiada desde tiempos muy remotos en nuestros laboratorios. Ya son tantos los
ensayos y experimentos acerca del tema que no dudamos ni un instante en la
veracidad de nuestra afirmación. Sin embargo, aún no pudimos demostrar nada a
la sociedad por carecer de voluntarios que accedan a ejemplificar la teoría.
Pero vayamos por partes;
no es tan sencillo como parece. Cuando ingerimos un alimento, éste sufre la
extracción de sus elementos nutritivos por parte del organismo para luego
transformarlos en sangre. Entonces, lo que llamamos excremento, que sale
después al exterior, es el alimento sin sus nutrientes.
Cualquier persona que haya
leído la teoría sin ponerse a razonarla hubiese pensado que bastaba con ingerir
un poco de caca para que se convirtiera en comida, pero no es así. Si
degustáramos un sorete proveniente de un bife de chorizo, por ejemplo, luego de
esperar el proceso de digestión inversa observaríamos que por nuestro ano salen
pedazos de grasa, nervios y algún que otro trozo de carne en dudoso estado,
pertenecientes todos al bife anteriormente citado. Todo lo que se rescató del
churrasco fueron sus partes carentes de sustancias nutritivas, ya que lo demás
había sido asimilado por el organismo.
Eso mismo sucederá con
excrementos de cualquier otro tipo (clase). Lo que necesita la fecal materia
para ser ingerida con resultados positivos es que se le devuelvan las
vitaminas, minerales y proteínas que el proceso digestivo normal le ha quitado.
Será entonces todo muy fácil, pues actualmente se conocen de cualquier alimento
todos los nutrientes que lleva y en qué cantidad.
Pongamos ahora el ejemplo
de materia fecal proveniente de un pastel de naranja. Si la comemos tal como la
hemos defecado sucederá algo similar que con el churrasco. Nuestras investigaciones
revelaron que para que el proceso tenga un exitoso resultado deberá
incorporársele al excremento una cantidad de vitamina C semejante a la del
pastel, más pequeñas dosis de otros nutrientes provenientes de los demás
ingredientes (azúcar, crema, etc.). Si los nutrientes se agregan en la
proporción justa, no tendremos más que comerlo y esperar la digestión inversa
para que, al evacuar, veamos no sin asombro que de nuestro ano asoman porciones
completamente desparramadas del pastel antedicho. El alimento estará
destrozado, pero mantendrá todas las propiedades nutricionales de cuando fue
creado por primera vez. Esto sucede debido a que, cuando comemos el excremento
con nutrientes, éste se dirige al estómago como si fuera un alimento común y
los elementos químicos de nuestro organismo se preparan para extraer sus
productos nutritivos, pero al ingresar la caca a la cavidad estomacal los
nutrientes que lleva consigo no pueden ser extraídos por los jugos gástricos
debido a que están protegidos por los complejos elementos químicos pasivos que
tiene la mierda. Lo que resulta de la conjunción de los elementos químicos
activos del estómago y pasivos del excremento es la naturalización de los
nutrientes, conjuntamente con la transformación del resto del sorete en
alimento.
Seguramente el proceso
interno es de difícil entendimiento para cualquier ser de razonamiento normal,
pero no para nuestros químicos, quienes merecen todo el crédito por descubrir
este juego de transformaciones que además de combatir la desnutrición creará
nuevas fuentes de trabajo, como seguramente lo serán las PVE (plantas
vitaminizadoras de excrementos), complejas industrias en donde ingresarán toda
clase de desperdicios humanos, y por qué no animales, para que luego manualmente
con maquinaria especializada se les agreguen sus correspondientes compuestos
nutricionales.
Es necesario que quede
perfectamente claro que el ingerir excrementos vitaminizados no alimenta;
lo que nutre es la comida que nacerá por nuestros cantos y que volveremos a
saborear.
Muchos afirman que el
costo de un sorete vitaminizado de espinacas, por ejemplo, será equivalente al
costo de la propia espinaca. Puede ser que esto suceda al principio, pero
cuando la idea se masifique los precios serán insignificantes debido a que la
materia prima (la caca) es gratis y las vitaminas son de un costo mucho menor
al de los alimentos, ya que se agregarán en muy pequeñas cantidades.
Se verá cómo en un futuro
no muy cercano, cuando comiencen a escasear los alimentos en la Tierra, los
sanitarios tendrán cloacas que desagoten directamente en las plantas
vitaminizadoras de excrementos, con lo que además de combatir el hambre este
proyecto hará mermar la contaminación de ríos y mares.
Es sabido que para el año
2000 y pico, época en la que se calcula comenzará a escasear el alimento, se
fabricarán pequeñas cápsulas con vitaminas comprimidas que bastarán para
alimentar el organismo de las personas. Esto está muy bien, pero si nuestra
teoría es aceptada, el placer de saborear un suculento puchero o un sabroso
pollo al horno permanecerá hasta esa época. No queremos pastillas químicamente
tratadas ni vitaminas comprimidas, queremos en el futuro continuar deglutiendo
manjares verdaderos. Y lo vamos a lograr, así tengamos que comer mierda por el
resto de nuestros días...
Grupo Prosaico
Mancomunado, diciembre de 1987
Maravilloso texto, puedo aportar que la falta de entusiasmo de los sujetos de experimentación para darle continuidad a la teoría podría salvarse con el uso de condimentos y colorantes artificiales, así, el producto culinario final, tendría ese toque gourmet que tanto gusta, y podrían, si fuera el caso, matar dos pájaros de un sólo tiro. Salut
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