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lunes, 11 de junio de 2018

Inteligencia y bondad


Parece que la prontitud de reacción ante los estímulos visuales es indicativa de un alto coeficiente de inteligencia[1]. Este tipo de reacciones es en mí rapidísima, casi instantánea, como lo demuestra mi desempeño en el videojuego Arkanoid (en la versión que se maneja con perilla circular)[2]. También me ha convertido esta circunstancia en un muy buen jugador de pimpón, pues manejo el bloqueo de las bolas rápidas con gran pericia. Todo esto viene a reforzar mi sospecha de haber sido y aún ser una persona bastante inteligente. Pero esta inteligencia de que hago gala es la inteligencia utilitaria, la que sirve para resolver los problemas cotidianos que se nos presentan. La inteligencia trascendente, en cambio, que es la que se utiliza para resolver nuestros grandes problemas, los problemas más acuciantes de nuestra existencia, no se relaciona con la rapidez de reacción sino con el nivel de bondad que el individuo posee. Y por eso, y hoy más que nunca, esta inteligencia me es esquiva.


[1] Cf. el estudio titulado "Reaction Time Explains IQ’s Association With Death", presentado por Ian Deary y Geoff Der en Psychological Science, una publicación de la American Psychological Society.
[2] Véase el rasgo C-3 de mi descripción temperamental, entrada del 20/10/97, p. 132 del libro tercero.

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