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domingo, 2 de septiembre de 2012

¿Bailan los intelectuales?


Sorprendiose la madre de mi cuñada Evelina por el enajenamiento danzante que se apoderara de mi cuerpo en ocasión del último cumpleaños de mi hermano Gustavo. "Nunca te había visto bailar así" me comentó. Y es que yo soy, a los ojos de mi familia, una persona seria, y las personas serias no bailan del modo en que yo lo hice, incluso podría decirse que no bailan en absoluto (con excepción de algunas melodías lentas).
Sorprendiose gratamente Alejandro Dolina cuando se enteró de que Sócrates gustaba de danzar de vez en cuando. Es el mismo principio: Sócrates era un intelectual, y los intelectuales no se llevan bien con los bailes. Pero visto está que hay excepciones, y cuando éstas dejen de serlo y se conviertan en regla general, será señal de que el mundo del pensamiento habrá subido por fin al pedestal que impaciente lo aguarda. Aunque después, bailando, se caiga de él.

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