A principios de la
década del 70 Michel Foucault fue entrevistado por la televisión holandesa. Un
tal Elders le preguntó por qué se interesaba tanto por la política,
respondiendo Foucault lo siguiente:
Su pregunta es: ¿por qué me interesa tanto la
política? Si pudiera responder de una forma muy sencilla, diría lo siguiente:
¿por qué no debería interesarme? Es decir, qué ceguera, qué sordera, qué
densidad de ideología debería cargar para evitar el interés por lo que
probablemente sea el tema más crucial de nuestra existencia, esto es, la
sociedad en la que vivimos, las relaciones económicas dentro de las que
funciona y el sistema de poder que define las maneras, lo permitido y lo
prohibido de nuestra conducta. Después de todo, la esencia de nuestra vida
consiste en el funcionamiento político de la sociedad en la que nos
encontramos. De modo que no puedo
responder a la pregunta acerca de por qué me interesa; sólo podría responder
mediante la pregunta respecto de cómo podría no interesarme[1].
Se impone entonces
mi respuesta respecto de cómo puede no interesarme la política (o interesarme
poco, para ser más sincero): me interesa poco porque poco me interesan las
relaciones económicas y los sistemas de poder. Me interesa mucho la filosofía, y el poco tiempo libre de
que dispongo trato de dedicarlo a ella. Creo que las relaciones económicas y
los sistemas de poder son temas menores comparados con los temas que trata la
filosofía propiamente dicha.
Para ser más
categórico, digamos que la política en cierto sentido me interesa... de modo
análogo al interés que tengo en jugar al Tetris. Pero visto y considerando que
tengo cosas más importantes que hacer, dejo al Tetris para una mejor ocasión,
la cual no se presenta casi nunca; y lo mismo me sucede con las indagaciones de
orden político.
[1] Esta entrevista se
reproduce, entre otros medios, en el suplemento "Cultura" del diario
mendocino Los Andes, edición del
7/4/7.
recibí este retruque: "No entiendo por qué debemos despreciar la política. Siempre en mi entorno de gente, en la generación de mis padres, nunca opinaron de política, o decían no interesarle, o no saber. Creo que fue una generación que tuvo miedo de analizar, pensar, reflexionar y opinar. Lo mejor fue quizás callar, quizás fue lo más seguro. Creo que la filosofía abarca tantos temas y tantas interrelaciones entre sí que no podemos escapar a un punto tan importante. Esto nos afecta en la vida diaria, en lo cotidiano. No entiendo ese desprecio...". Le respondí lo siguiente: "Yo no digo que la totalidad de la gente deba despreciar la política, simplemente afirmo que los pensadores filosóficos harían bien en desdeñarla. Desde el final de la segunda guerra mundial hasta el presente, la filosofía ha estado imbricada por cuestiones más o menos políticas y más o menos económicas, y eso, en mi opinión, la ha desmejorado notablemente. Quien quiera hacer política está en su derecho, pero quien quiera hacer filosofía, me parece que debe dejar a un lado las cuestiones políticas, o mencionarlas sólo a la pasada y no centralmente. Desde luego que existe algo que se llama filosofía política. Existe, pero yo no veo deseable tal existencia. También existe la filosofía del derecho, la filosofía de los negocios, etc., pero su existencia no implica su deseabilidad".
ResponderEliminarPues nada: siga usted ignorando los mecanismos del poder y las relaciones económicas, y haciendo una Filosofía desconectada de lo real... Olvidemos el carácter sistémico de la Filosofía, y que carece de sentido hacer una ética que no esté vinculada con una política, con una ontología, con una epistemología... Supongo que a usted le interesa mucho la Filosofía, pero realmente no sé qué quiere decir con eso: ¿una Filosofía fragmentada, hiperespecializada y que olvide su carácter de "respuesta total a la totalidad de lo real"?. Sinceramente, se habrá usted quedado a gusto con su definición de la Filosofía, ésa que dice que le interesa, en una página cuyo cabecero pone "Filosofía ética"... Menudo vaciado del sentido y del significado de las palabras...
ResponderEliminarCuando no podés comer y pagar los servicios básicos, poco podés pensar en filosofía. Así que si encarás la filosofía con la panza llena...bastante raro
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