El marxismo es la máxima forma de la patología mental.
Antonio Vallejo-Nájera, La
locura y la guerra
No, los rojos no estaban locos como
lo suponía el psiquiatra de Franco, simplemente adolecían de algunas
deficiencias lógicas a causa de su espíritu dogmático. Una de estas
deficiencias, la que a mí personalmente más me perturba o me sorprende, es
aquella que afirma que las diferentes sociedades, y las diferentes personas que
en las sociedades habitan, se determinan pura y exclusivamente, o por lo menos
mayormente, a través de los diferentes factores económicos que las atraviesan.
No sé si Marx lo ha expresado de este modo en alguno de sus escritos, pero sus
herederos intelectuales así lo dan a entender, y este no es un buen comienzo
para arrancar con la explicación de una teoría que se supone científica. No
creo, pues, en la concepción materialista de la historia. ¿Y por qué no creo? Bueno..., podría explicar este por qué yo
mismo, pero mejor lo dejo, una vez más, a Pío Baroja, que tiene para este
asunto una respuesta concisa, hiperlógica y, como me tiene acostumbrado,
maravillosamente redactada:
La
concepción materialista de la historia no tiene valor. Decir que sólo los
hechos económicos y la vida material determinan y dan carácter al mundo, es una
idea primaria de estudiante. La historia no se explica sólo por intereses
materiales. Si los motivos históricos estuviesen ya completamente aclarados,
como la vida cambia poco o no cambia nada en cientos y hasta en miles de años,
se conocería ya su mecanismo. Además de los motivos económicos, hay los motivos
étnicos, psicológicos, religiosos y morales. ¡Qué duda cabe que el
descubrimiento de la máquina de vapor, de la dínamo eléctrica, del motor de
explosión, han influido en la vida humana! Pero también es evidente que las
ideas o las teorías han influido en la inteligencia de los inventores y en sus
creaciones. Saber qué es lo anterior, si lo material o lo espiritual en la
vida, es como afirmar que el huevo es anterior a la gallina o la gallina al
huevo (Pío Baroja, Comunistas, judíos y
demás ralea, p. 37).
También critica Baroja el concepto
de plusvalía, otro de los grandes pilares del marxismo; pero aquí ya no estoy
tan de acuerdo con la crítica. De todos modos, no tengo una posición tomada lo
suficientemente firme como para meterme a criticar la plusvalía o a criticar a
quienes la critican. Como lo insinué en mi anterior entrada, las relaciones
económicas no son mi fuerte...
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