La multitud de los creyentes
tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus bienes como
propios, sino que todo era común entre ellos. [...] Ninguno padecía necesidad,
porque todos los que poseían tierras o casas las vendían y ponían el dinero a
disposición de los Apóstoles, para que se distribuyera a cada uno según sus
necesidades.
Hechos de los
apóstoles, 4. 32-35
En estos tiempos en que los diferentes comunismos están en
retroceso, cabría preguntarse si dicho retroceso --a contrapelo de lo que
opinaba Marx-- forma parte de una ley político-natural inquebrantable. Pío
Baroja entendía que sí, que el comunismo, en tanto idea e ideal, no puede
permanecer inmerso por demasiado tiempo dentro de los estamentos sociales y
compenetrarse con ellos:
La realidad del comunismo
encontraría seguramente muy pronto, de intentarse llevar a la práctica, su tope
en la realidad de la vida, y entonces, al chocar con lo humano, tendría que
transformarse, que evolucionar y, en parte, que retroceder. Sería como una
inundación, que aquí arrasa, que allá fertiliza, que en otra parte cambia y, al
último, se retira (Comunistas, judíos y
demás ralea, p. 102).
Y es así, los
comunismos políticos van y vienen y nunca se quedan. Y arrasan; de la mano de
Stalin (y de tantos otros), han sido máquinas arrasadoras. Fertilizan también,
como va de suyo; de la mano del Che Guevara (y de tantos otros), terminaron
siendo poderosos fertilizantes. Pero estos fertilizantes, toda vez que han sido
regados por la mano de la coacción, han resultado ser de alta toxicidad.
Comunismo sin contraindicaciones, comunismo que inunda sin ahogar, sin arrasar,
y fertilizando naturalmente los territorios que anega, es el comunismo que
pregonaba Jesús, el comunismo que se desentiende de la política, el comunismo
que practicamos, sin siquiera notarlo, dentro de nuestro grupo familiar o con
nuestros mejores amigos. Pero la realidad de la vida, como bien dice Baroja,
pone su tope a este tipo de aventuras del pensamiento, porque la gente, a
diferencia de nuestros amigos o familiares, se comporta frente a nosotros de
manera egoísta. Y así, mientras el egoísmo impere, al único comunismo al que
podremos aspirar será al comunismo político, al comunismo que fertiliza y
contamina la vez, y arrasa, fundamentalmente arrasa...
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