¿Qué opinión tenía Vaz Ferreira del
hombre-masa? Una no muy buena:
Cuando yo era Decano en la Sección de Enseñanza Secundaria,
tuve ocasión, y obligación, de disgustar a los estudiantes, oponiéndome a uno
de esos pedidos de prórroga de exámenes, que son tan comunes. Fui,
naturalmente, objeto de insultos y ofensas de todo género; y, finalmente, un
grupo de estudiantes pasó por mi casa, en momentos en que no había en ella más
que mi madre, en el balcón, y arrojaron piedras. Y bien: tengo la seguridad absoluta
de que ninguno de los jóvenes que formaban parte de aquel grupo tenía,
personalmente, ni la bajeza de sentimientos ni la cobardía que se necesita para
ejecutar un acto de esa naturaleza. ¿Qué era, entonces? Sólo la influencia
absolutamente deletérea que produce la colectivización, el arrebañamiento;
todos los hombres, salvo los muy selectos, sufren por esta influencia; y la
historia nos muestra casos en que la humanidad ha descendido, de ese modo, muy
por debajo del nivel de la bestia (Moral
para intelectuales, p. 146).
Según Vaz Ferreira, los modernos estudios
de psicología de masas han llegado a la conclusión de que "la reunión de
los hombres no da, en manera alguna, una resultante igual a la suma de sus
cualidades; la resultante es más baja o tiende a serlo". Pero después, en
nota al pie, atenúa el aserto: "A veces, al contrario, obrar o sentir
colectivamente agranda, ennoblece o depura". Yo pienso exactamente lo
mismo: en la mayoría de las oportunidades, la masa embrutece al individuo; pero
en algunos muy puntuales casos, la masa lo purifica. Estadísticamente hablando,
el saldo es negativo.
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