El porqué de la desdeñosa impresión que
de la ciencia tenía Tolstoi queda explicitado con esta sentencia: "Si el
cerebro está ocupado con conocimientos científicos, no hay lugar en él para el
conocimiento religioso y moral. Eso explica la falta de religiosidad de
nuestras clases superiores" (Diarios,
8/11/1907). Hay cierta realidad en esto, pero no se da en todos los casos ni
mucho menos. Decía Francis Bacon: "Un poco de filosofía inclina la mente del hombre al
ateísmo, pero profundizar en la filosofía la conduce a la religión"; yo
entiendo que este gran sintagma no pierde nada de su certeza intrínseca si
remplazamos la palabra filosofía por la palabra ciencia.
Equiparaba
Tolstoi, o poco menos, a la ciencia con los adelantos tecnológicos y con los
inventos, y por eso suponía que la ciencia era contraproducente, porque
entendía que ese tipo de progreso nos adormecía el afán de progresar
moralmente:
Fui al teatro con las niñas [...] y, de regreso, ellas se
pusieron a hablar de los progresos materiales que habrá dentro de poco, como la
electricidad y etcétera. Sentí lástima por ellas y comencé a decirles que
espero y sueño, y no solo sueño, sino que lucho por un progreso distinto, el
único importante --no la electricidad ni poder volar por los aires, sino por el
progreso de la hermandad, de la unión, del amor, de la instauración del Reino
de Dios en la Tierra. Lo comprendieron, y entonces les dije que la vida
consiste únicamente en servir al acercamiento, a la realización de este Reino
de Dios. [...] Hoy leí además los sueños de no sé qué americano que decía lo
bien que estarán hechas las calles, las carreteras, etcétera, en el año 2000;
estos científicos dementes ignoran de la manera más absoluta en qué consiste el
progreso (ibíd., 25/4/1895).
En primer lugar
digamos que la ciencia, sensu stricto, no trata de tecnologías o adelantos tecnológicos,
sino de leyes físicas. Descubrir estas leyes es su auténtica tarea, lo demás es
completamente secundario y no compete al científico como tal, sino al técnico
que utiliza los descubrimientos del científico. Por eso valoro yo a quien se acerca
al conocimiento científico no por los adelantos materiales que este
conocimiento pudiera proporcionar, sino por el conocimiento mismo de los
fenómenos naturales que la ciencia otorga. Conozco gente que se desespera por
adquirir cada elemento de consumo de última generación que, por intermediación
de la ciencia, se inventa día tras día, pero es justamente ésta la gente que
menos se interesa por la ciencia en sí, la gente que menos ama el mundo del
conocimiento. En contraposición, existe gente que no se interesa en lo más
mínimo por adquirir estos artículos de última generación, pero que se interesa
fanáticamente por adquirir el conocimiento del principio rector que hizo
posible la existencia de tal artículo. Esta es la gente que está a favor del
progreso de la ciencia no por lo que la ciencia le dará de mamar materialmente,
sino intelectualmente. Éstos agradecerán al progreso científico el haberles
acercado la teoría de la relatividad; los otros, se pondrán locos de contentos
al saber que ahora existen los pañales descartables.
Por último, hay
que aclarar que si bien el progreso científico y el progreso moral no tienen
nada que ver el uno con el otro, no creo que sea verdad lo que suponía Tolstoi,
que el uno conspira contra el otro.
El progreso científico puede darse o no acompañado del progreso moral, y lo
mismo para la total ignorancia en materia de ciencias. Pero una cosa es segura:
el día en que la ética nos penetre por cada uno de nuestros poros, nuestra
misión de auxiliar al necesitado contará con una infinidad de nuevas
herramientas si hemos sabido atesorar en nuestro espíritu, además del
conocimiento moral, el conocimiento científico.
Tolstoi era un escritor y realmente uno excelente,
ResponderEliminarpero no un filósofo;
su opinión fue vertida con las limitaciones propias,
de aquel que solo puede y quiere ver,
lo que existe en su parcela.
Tampoco creo yo que Tolstoi haya sido un filósofo, pero definitivamente ha sido un gran pensador además de un gran escritor. No lo demuestra aquí, cuando habla respecto de las ciencias, pero en otros campos ha pensado mucho mejor que otros que se la dan de filósofos y que no han llegado a pisarle los talones al gran Conde.
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