Es más fácil escribir diez
volúmenes de filosofía que llevar a la práctica una sola regla, no importa
cuál.
León
Tolstoi, Diarios, 17/3/1847
Algunas
de las reglas generales que se autoimpuso Tolstoi y que después --por regla
general-- casi nunca cumplió[1].
La del 15/5/1856, que en realidad son dos: "No dejar jamás escapar las
ocasiones de placer y no buscarla jamás. Me impongo como regla eterna no entrar
nunca en un solo cabaret ni en un solo burdel". En relación a la segunda
oración, yo me impuse algo parecido en el 2010,
y hasta el momento lo cumplí a rajatabla. En relación a lo primero, la regla es
confusa; porque ¿qué tipo de ocasiones de placer no debemos dejar escapar
jamás? Nadie duda de que la venganza implica placer, y placer de alto vuelo (en
el sentido de la intensidad); sin embargo, creo que Tolstoi no ha seguido su
regla en este tipo de ocasiones, y lo bien que hizo.
Otras reglas más tempraneras.
La del 21/12/1850: "No leer novelas"[2],
y una muy curiosa del 24/12/1850: "Jugar a las cartas solo en caso de
emergencia". ¿Solo en caso de emergencia? ¿Qué tipo de emergencia amerita
jugar las cartas? Yo haría un mix con estas dos reglas de Tolstoi y armaría una
para mí: "No leer novelas, excepto en casos de emergencia". La última
vez que se me presentó una emergencia de este tipo fue en el 2006, y la
emergencia se llamaba Crimen y castigo.
A partir de ahí jamás volví a leer una novela, y así me mantendré hasta que se
me presente una nueva emergencia, vale decir, hasta que caiga en mis manos una
novela digna de ser leída y encuentre la ocasión y el tiempo de leerla sin
dejar de lado por ello mis preocupaciones filosóficas.
[1] Y el mismo Tolstoi era el primero en criticarse por esta inconsecuencia:
"Es ridículo que habiendo comenzado a los quince años a escribir reglas,
lo siga haciendo todavía ahora, casi a los treinta, sin haber creído ni haber
seguido una sola, y no sé por qué sigo creyendo en ellas y deseándolas" (Diarios, 11/6/1855).
[2] Más tarde explicará: "La lectura de los periódicos y de las
novelas es algo parecido al tabaco: un medio para olvidar" (1/12/1888)
Es el gran abismo entre el decir y el hacer. La vida solo está llena de buenos pensamientos que errados o no pueden ser buenas intenciones, ya al momento de expresarlas con palabras las impregnamos con n"nuestra visión icónica del mundo" y en el momento mismo del estar actuando-interactuando podemos estar haciendo precisamente lo contrario a aquello que de grnado estábamos pensando.
ResponderEliminarGracias
:-)
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muchas gracias por la reflexión y la lectura, Victorino!!
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