“Puedo
ver perfectamente bien —le escribe Wittgenstein a Bertrand Russell— que tus
juicios de valor son tan buenos y tan profundamente arraigados en ti como los
míos en mí, y que no tengo ningún derecho a catequizarte” (carta enviada desde
Noruega en el invierno de 1914, citada en Cartas a Russell, Keynes y Moore[1], p. 52). No quiere
formular proposiciones éticas, pero admite que posee juicios de valor
profundamente arraigados. ¿Se contradice? En principio no, porque uno puede
tener juicios de valor y llevarlos a la práctica como si fueran propios, pero
sin pretender “catequizar”, porque se puede suponer que tales juicios de valor
son distintos para cada quien y no hay criterio para hermanarlos. “Al final de
mi conferencia sobre ética —dice Wittgenstein— hablé en primera persona. Creo
que esto es completamente esencial. Aquí ya no se puede establecer nada más,
solo puedo aparecer como personalidad y hablar en primera persona” (Conferencia sobre ética, p. 50).
Relativismo ético se llama esto, estar más allá del bien y del mal. Sus juicios
de valor lo involucran a él solo, no se considera con derecho a juzgar
éticamente a los demás. Esta postura es curiosa pero no es incoherente, lo
incoherente es, una vez establecido esto, lanzar juicios de valor a troche y
moche, como por ejemplo el que transcribí ayer: “La curiosidad superficial
acerca de los últimos descubrimientos de la ciencia es uno de los más bajos
deseos de la gente moderna”. Aquí de ningún modo habla en primera persona sino
que involucra a todos los hombres, o al menos a la gente moderna. Y veremos más
adelante que este tipo de juicios son, en Wittgenstein, moneda corriente, de
manera que eso de hablar de ética solamente en primera persona quedó
simplemente como una falsa declaración de principios.
Un
abogado de Wittgenstein podría decir que lo de tomarse a la ética en primera
persona no significaba para él la prohibición de emitir juicios de valor, sino
la suposición de que tales juicios no son seguros, de que no está seguro de su
veracidad. Como si Wittgenstein dijera, antes de emitir cualquier juicio de
valor, “a mí me parece que…”, “yo creo que…”, “puede ser que…”. Pero esto no es
hablar en primera persona sino dudar de todo, lo cual es completamente
saludable y yo también lo hago, y si no comienzo todos mis juicios de valor con
esas palabras es, simplemente, para no cansar al lector. Si lo de hablar sobre
ética en primera persona lo dijo en este sentido, Wittgenstein es tan eticista
como yo y como el resto de los estudiosos de esta disciplina que no han querido
ser dogmáticos. Pero me parece que no es este el sentido de sus palabras, sino
el anterior, y que por lo tanto su postura teórica relacionada con la ética se
contradice abiertamente con lo que salía de su boca o de su pluma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario