Criticando las consecuencias filosóficas que algunos epistemólogos extraían del principio de incertidumbre de Heisenberg, Albert Einstein lanzó su más famoso –y más poético-- alegato en favor del determinismo: “Dios no juega a los dados con el universo”. Indignado con este aserto, Replicóle Niels Böhr de la siguiente manera: “Einstein, no le diga a Dios lo que tiene que hacer”. Pero Einstein no le dice nada a Dios, no dice “Dios no debería jugar a los dados con el universo”, sino “Dios no juega a los dados”; está expresando un hecho, no un imperativo categórico. No lo entiende así el señor Slavoj Žižek; según él, Böhr fue el único que supo darle a Einstein “la respuesta correcta” (La suspensión política de la ética, p. 59). Pero ¿qué podemos esperar de un individuo que considera (ibíd., p. 67) al movimiento new age como una religión y que entiende que la mejor forma de abandonar la ciega búsqueda del placer que nos caracteriza sería enrolando a la modernidad toda en un materialismo sin complicaciones metafísicas, único “capaz de sostener una posición ética militante verdaderamente ascética”?
Sin ser francés, ¡cómo me duele Francia y su actual extravío gnoseológico!
es muy buena la aclaración me sirvió mucho gracias.
ResponderEliminarpor nada
ResponderEliminarJajajajajajajajaja
ResponderEliminarjojojojojolll!!!!
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