Y proclamo también: Primero:
¡El superhombre será, no el
más fuerte, sino el más completo!
Y proclamo también: Segundo:
¡El superhombre será, no el
más duro, sino el más complejo!
Y proclamo también: Tercero:
¡El superhombre será, no el
más libre, sino el más armónico!
Álvaro de Campos, “Ultimátum”
No simpatizaba con
Nietzsche Pessoa. En Nietzsche, dice, “la contradicción de sí mismo es la única
coherencia fundamental” (AP 1656). Lo
consideraba un apóstol de la violencia y de la crueldad, un filósofo de la
deshumanidad.
La
filosofía de Friedrich Nietzsche es la resultante de su temperamento y de su
época. Su temperamento era el de un asceta y el de un loco. Su época
en su país era de materialidad y de fuerza. Resultó fatalmente una teoría
donde un ascetismo loco se casa con una (involuntaria) admiración por la fuerza
y el dominio (AP 3469).
El superhombre de Pessoa,
contrariamente al superhombre nietzscheano, “es compasivo, apasionado en su
amor por la humanidad” (EGL, p. 15).
Según Pablo Javier
Pérez López, las noticias que Pessoa tuvo de Nietzsche fueron casi todas de
segunda mano, a través de intérpretes tendenciosos, por lo cual su visión del
nietzscheanismo es sesgada y parcial:
…No
decimos aquí que Pessoa no leyera nunca directamente a Nietzsche sino que
probablemente no lo hizo con la distancia y la atención necesaria debido
fundamentalmente a la imagen desvirtuada que encontró de él en [el libro Degeneración de] Nordau. […] Pessoa no quiso o no pudo
comprender a Nietzsche (POT, pos. 5065 y 5079).
Me recuerda esto, una vez
más, a mi polémica con la doctora Cragnolini. Los exégetas del bigotudo, cuando
encuentran a un escritor que reprende a su santo por promover los holocaustos,
se apresuran a decir que tal escritor no ha leído bien a Nietzsche, que lo ha
leído a través de interpósitas personas y que más vale que no opine si no leyó
el corpus completo de este pensador. Lo que se necesita aquí, para desmentir a
Pessoa, no son afirmaciones de esta calaña sino citas de Nietzsche que digan lo
contrario, es decir, que no avalen la violencia y la crueldad. Desde luego que
las hay (“la contradicción de sí mismo es la única coherencia fundamental”),
pero las hay mucho más explícitas y numerosas en el otro sentido, y por lo
tanto la posición de Pessoa se me antoja más justificada que la de Pérez López
y la de Cragnolini[1].
[1] Esta antipatía tan marcada de Pessoa hacia
Nietzsche no le impidió apropiarse de algunas de las más notables consignas
nietzscheanas. “Pessoa parece haber heredado de Nietzsche, más allá del
voluntarismo irracionalista que adopta en el ámbito político, el individualismo
aristocrático, la idea de la muerte de los dioses y la concepción del
cristianismo como religión decadente para los débiles” (Rodrigo Calado Baltazar
Ribeiro de Almeida, «Ultimátum» de Álvaro
de Campos, p. 120).
No hay comentarios:
Publicar un comentario