Todo lo que es, todo, lo animado y lo que,
erróneamente, denominamos inanimado, se mueve y actúa por causa de dos impulsos
fundamentales: el amor y el odio, o la armonía y el conflicto. Este amor y esta
armonía se desenvuelven en toda su complejidad y completitud solamente en los
seres superiores, los humanos, pero también existe un esbozo de compasión en
los animales de su misma clase taxonómica:
La empatía es un rasgo
mayormente mamífero, así que el gran error de los grandes pensadores fue meter
todas las modalidades de altruismo en el mismo saco. Tenemos las abejas que dan
la vida por su colmena, y también tenemos los millones de células que se
agrupan para dar un moho mucilaginoso que se desplaza como un solo individuo
para permitir que unas pocas de ellas se reproduzcan. Esta clase de sacrificio
se puso al mismo nivel que el hombre que se lanza a un río helado para rescatar
a un extraño o el chimpancé que comparte su comida con un huérfano lloroso. Desde
una perspectiva evolutiva, ambas formas de generosidad son comparables, pero
desde el punto de vista psicológico son radicalmente distintas. [...] Los
mamíferos tienen lo que yo llamo “impulso altruista”, en el sentido de que
responden a signos de aflicción en otros y se sienten impulsados a mejorar su
situación. Reconocer las necesidades ajenas, y reaccionar en consecuencia,
ciertamente no es lo mismo que la tendencia preprogramada a sacrificarse en
bien de los genes (Frans de Waal, El
bonobo y los diez mandamientos, p. 43).
En un sentido amplio, lo de las abejas es amor (también odio, cuando
persiguen al intruso y le clavan su aguijón), lo mismo que la agrupación del
moho y lo mismo que el desplazamiento de los planetas; pero la quintaesencia
del amor…, esa la apreciamos solamente en los mamíferos y fundamentalmente en
el hombre. Sin embargo, no conviene olvidar que todo es una cuestión de grado,
que los mismos principios que incitan a las partículas subatómicas a unirse o a
repelerse son los que incitan a mis conciudadanos a unirse y colaborar entre sí
o a detestarse y escaparse unos de otros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario