Que el alemán es un pueblo
militarista —y, en consecuencia, nietzscheano-- ya lo pensaba Camba en 1914,
que es la fecha de redacción de este artículo:
Yo no comprendo
completamente a un alemán más que vestido de militar. Es entonces cuando tiene
verdaderamente tipo alemán. Sus movimientos, sus actitudes, su mirada, todo
armoniza con su traje. Se dijera que ha nacido con el casco adherido a la
cabeza, y que por las noches deja la cabeza y el casco a la puerta de su
dormitorio para que el asistente se lo bruña todo con la misma pasta y con el
mismo cepillo. Un civil alemán es como un militar vestido de paisano. Sus
saludos más atentos tienen algo de militar. Sus pasos son perfectamente
militares. Es civil toda la vida, como podría serlo por un par de horas. Cuando
se saca el sombrero, parece que va a mostrar la cabeza cubierta, de un casco
imperial. A veces los alemanes son calvos, y, al descubrirse, estas calvas
esféricas y casi metálicas, brillan como cascos. Los movimientos del alemán no
son nunca esos movimientos fáciles y espontáneos del hombre civil. Cada alemán
parece obedecer siempre a una disciplina invisible, y, en realidad, los
alemanes no hacen con verdadera soltura y con verdadera espontaneidad nada más
que esos movimientos rígidos y uniformes de los militares. Yo hablaba el otro
día de la civilización alemana. Aquí no hay civilización. Todo es militarismo.
[…] Toda la población alemana es ejército. Unos alemanes van vestidos de
militares y otros van vestidos de paisanos; pero todos son militares. (“Carnaval
perpetuo”, artículo incluido en el compendio Alemania).
¿Por qué no vieron esto los
sociólogos y los políticos europeos de entreguerras para así poder atajarse
convenientemente?
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