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sábado, 26 de diciembre de 2015

El gusto literario de los alemanes

El pueblo alemán, dice Camba, carece de discernimiento, se deja llevar por las narices, respeta a rajatabla el edicto de cada una de las autoridades supuestamente competentes en cada rubro:

El pueblo alemán come lo que le dicen los médicos que es más sano y lee lo que le aseguran los críticos que es mejor. En todas las casas alemanas donde yo he vivido he observado que la servidumbre leía a Goethe y a Schiller. ¿Cultura? No. Es que la portera española que lee a Ponson du Terrail en vez de leer el Quijote tiene un gusto literario, un gusto, malo o bueno, cultivado o no, pero un gusto al fin, y la servidumbre alemana, como carece de gusto, lee lo que le dicen los críticos (“El pueblo alemán”, artículo incluido en el compendio Alemania).



Lo mismo que yo, que cuando carecía de gusto literario leía El castillo de Kafka, no porque me causara placer el leerlo sino porque los críticos decían que era bueno. Ahora, en vez de a Kafka, leo a Camba; mi gusto literario se ha formado y ha evolucionado.

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