Cuando se
trataba de sus obras importantes, Poe corregía, revisaba y modificaba
continuamente tanto sus poemas como sus textos en prosa. Era un artesano en
todo el sentido de la palabra, y uno de los más exigentes.
Walter Lennig, E. A. Poe
Meses y meses en el trabajo de la puesta a
punto final de mi libro sobre Fernando Pessoa. No quiero dejar librado al azar
ningún detalle, ningún punto, ninguna coma, ningún adjetivo excesivamente
repetido, ninguna salida de tono demasiado brusca. Después, una vez finalizada
la edición, vendrá la comercialización, pero de esta labor yo me desentenderé y
recomendaré a los editores que se encargarán de distribuirlo que lo hagan sin
reparo alguno y sin melindrosidades. La parte difícil es la mía, no la de
ellos. Ellos deberán tratar a mi libro como si fuese cualquier baratija, con
tal de lograr que alguien lo compre. No es, desde luego, una baratija, pero a
los efectos de su masificación conviene que lo parezca. Como dijo acertadamente
Oliverio Girondo, “un libro debe construirse como un reloj y
venderse como un salchichón”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario