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martes, 17 de diciembre de 2019

De Quincey como continuador de Kant

 La idea de De Quincey, antes de convertirse en un adicto, era la de ser un gran filósofo. Su modelo era Immanuel Kant,

filósofo que se convirtió en una obsesión en su vida. Ante la Crítica de la Razón Pura de Kant, ante la lectura de ese laberinto sistemático, quiso ser, y a ello se abocó sin organización ni constancia, una especie de versión inglesa de Kant con una obra que siempre quiso escribir y que jamás inició y que se titularía “Emendatione Humani Intellectus”, título poco sortario, según parece, porque Baruch de Spinoza dejó incompleta una obra homónima con idénticas ambiciones (Fernando Báez: “Thomas De Quincey: El crimen como hecho estético”).

Así lo confirma el propio De Quincey, quien nos cuenta en sus Confesiones que

había orientado los esfuerzos de toda mi vida, y dedicado mi inteligencia, sus flores y sus frutos, a la lenta y compleja labor de construir una sola obra, que tenía la presunción de llamar con el título de un libro inconcluso de Spinoza, De emendatione humani intellectus.

Pero llegaron los dolores del opio y aquel proyecto monumental

se hallaba ahora detenido y como congelado, tal un puente o acueducto español, comenzado en escala demasiado grande para los recursos del arquitecto; y en vez de sobrevivirme, al menos como monumento a mis deseos y aspiraciones, y a una vida de trabajo dedicada a exaltar la naturaleza humana en la forma como Dios creyó apropiado dotarme para tan vasta empresa, serviría para que mis hijos hicieran memoria de mis esperanzas derrotadas y mis esfuerzos sin resultado, de los materiales acumulados en vano y de los cimientos sobre los que nunca se levantó una superestructura: del dolor y la ruina del arquitecto.

Yo también planeo legar a la posteridad una sola obra, resumen de todos mis conocimientos, mis pensamientos, mis emociones, en fin, resumen de todo lo que soy. Esa obra es este diario impersonal. De Quincey, quizá por causa de su problema con el opio (digo quizá porque tal vez haya tomado al opio como excusa), no llegó a concretar, creo que no llegó ni a empezar, ese monumento que tenía proyectado. Yo lo empecé hace rato y estoy en plena tarea, y sigo viento en popa, y trato de alejarme de mis adicciones para que no me lo boicoteen.

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