El enjudiamiento de nuestra cultura y de nuestras universidades
es sin duda espantoso, y creo que la raza alemana debería procurarse aún otro
tanto de fuerza interior para llegar a la cima. ¡De lo contrario, el Capital!
Martin
Heidegger, “¡Alma mía!” Cartas de Martin
Heidegger a su mujer Elfride (1915-1970)
Los protocolos de los sabios de Sion, el opúsculo antisemita de
origen ruso que data de principios del siglo XX, habla de una supuesta
conspiración mundial de los judíos para apoderarse del mundo. Muchos creyeron
que el documento era verdadero, lo mismo que la conspiración, entre ellos
Heidegger.
En
mayo de 1933, el recién asumido rector de la Universidad de Friburgo estuvo en
Heidelberg, donde, ante los estudiantes, no dudó en pronunciar una encendida
arenga a favor del proyecto de los nazis para la universidad. Con el ceño
fruncido y las manos en los bolsillos, Karl Jaspers escuchaba desde la primera
fila. Más tarde, en casa de Jaspers, este intentó cuestionar la posición de su
amigo, argumentando que Heidegger no podía estar de acuerdo con los nazis
respecto de sus actitudes para con los judíos. “Hablé con él —cuenta Jaspers—
acerca de la cuestión judía, acerca del malvado sinsentido de los sabios de
Sion, a lo cual él dijo: «Hay, sin embargo, una peligrosa alianza internacional
judía»” (Karl Jaspers, Autobiografía
filosófica, p. 86). A Karl Löwith le confirma que su
filosofía guarda una estrecha relación con el nacionalsocialismo, mientras que
a Karl Jaspers le asegura que existe una conspiración mundial judía: quien
pretenda seguir absorbiendo a Heidegger y nutriéndose con su lectura, aténgase
a las consecuencias[1].
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