¿Es Nietzsche, en efecto, un gran pensador? ¿No es, más bien, un poeta
frustrado?
Karl Löwith, El
hombre en el centro de la historia
Leo a Fernando Savater: “Nietzsche
demostró gran capacidad para todas las materias, a excepción de las
matemáticas, frente a las que mostraba una torpeza excesiva” (Idea de Nietzsche, p. 68). Otro de sus
biógrafos, Curt Janz, considera que la causa de aquellas torpezas no era el
escaso discernimiento que en cuestiones de lógica presentaba el estudiante,
sino los profesores poco didácticos que le habían tocado en suerte. Pero si
todo era cuestión de malos pedagogos, ¿por qué no se capacitó en esa ciencia
por sí mismo, como buen autodidacta que era, cuando tuvo la oportunidad? No
quiso, porque las matemáticas nunca le interesaron:
En los años posteriores [a su
educación secundaria y universitaria] Nietzsche tampoco entró nunca seriamente
en las matemáticas. La explicación hay que buscarla en la naturaleza misma de
su intelecto, que hundía sus raíces en la intuición viva, plástica, y que a
ella volvía siempre, más allá de la conceptualidad pura de la lógica abstracta.
La plenitud rica, fluyente, de su sentimiento de la realidad y de la vida le
cerraba el acceso a la matemática, hacía imposible que esta se le presentara en
su valor específico (Curt Janz, Friedrich
Nietzsche, tomo I, p. 67).
Linda manera, muy poética, de decir que Nietzsche no tenía la
capacidad suficiente para el razonamiento riguroso que requieren las
matemáticas y las ciencias duras en general. Pero ¿se puede aspirar a ser un
gran filósofo, o un gran pensador filosófico, sin tener estas capacidades bien
desarrolladas? Me temo que no. Sus diatribas contra la razón, contra la Ilustración,
contra el argumento lógico, puede que estuvieran ocasionadas por una disfunción
de su hemisferio cerebral izquierdo.
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